Vertical Colome Estate en Catas de Garage

La noche del Miércoles.11 de Marzo de 2020 fue la última salida fuera de lo laboral que hice antes de la cuarentena preventiva y obligatoria que vivimos entre angustia y aburrimiento.
Y como tiempo es lo que parece sobrar en éstos días, me pongo a escribir sobre una muy buena experiencia vínica vivida en Catas de Garage, la mejor vinoteca de Avenida Arijón, regenteada por mi amigo Gustavo Tomasoni.


La experiencia fue una cata vertical de las añadas entre los años 2005  y 2017 del Colomé Estate de Bodegas Colomé. 
Colomé es uno de los proyectos más interesantes y personales de la industria del vino en la Argentina. En una carrera loca hacia los cielos, busca que la suya sea la marca de la altura. En la azotea de los Andes Salteños, fuerza la lógica y la técnica para ampliar la frontera de lo posible en lo que a cultivo de la vid se refiere. Cada vez más alto, cada vez más lejos. Encontrando una nueva personalidad en esa búsqueda.
El caballito de batalla de ésta bodega es el "Estate", conocido entre los vinófilos por su característica etiqueta "bikini" (dividida en dos partes) de un color entre rojo y granate. En  los inicios, se lo denominó "Estate" para referir que el total de las uvas provienen de fincas pertenecientes a la bodega, que fueron vinificadas en las propias instalaciones y embotellado en el origen. Es decir que Colomé controla la totalidad de la producción del mismo. 
Se trata de un Malbec de diferentes fincas de la bodega (Finca La Brava a 1700 metros de altura, Finca Colomé a 2300 metros, Finca El Arenal a 2600 metros y Finca Altura Máxima a 3111 metros) que cambian en presencia y proporciones de acuerdo a la añada y, que en un principio y hasta el año 2011, ha recibido pequeñas ayudas de otras cepas que lo han maquillado, pero que siempre ha mantenido durante todos los años el 85 % mínimo de la cepa nacional para poder escribir "Malbec" en la parte de abajo de la etiqueta conforme normativa de INV.
Guían la cata el Capitán Bernardo Kaller y Octavio Zannarello, quien se desempeña profesionalmente en la distribuidora encargada de la bodega en Rosario y la zona. La cata no fue organizada por la misma, pero la experiencia de Octavio en la comunicación del vino y la bodega, aportó muchísimo. 
En estos casos me gusta recordar al Maestro Cesar Moreno que con precisas palabras nos anoticiaba que las catas verticales tienen básicamente dos funciones. La primera es la de apreciar la evolución de ciertos vinos y su potencial de guarda. La segunda, igualmente importante, es apreciar el cambio de estilos que puede o no tener un vino durante los años, producto de cambios en la enología o a lo que la bodega pretende de ellos. 
La modalidad de la cata fue hacerla desde la añada más antigua a la última salida al mercado, la 2017. Separadas en tandas de a tres copas, nos enfrentamos a la historia de un vino. Hubo una única ausencia, la 2007, de la que ya casi no hay botellas a la vista. 
Hay otro punto de encuentro o hilo conductor de la cata. Todas las añadas del vino que vamos a degustar fueron dirigidas en la enología por Thibault Delmotte. Enólogo frances que encontró en Colomé su lugar en el mundo. Justamente la añada 2005 fue la primera que dirigió, intentando "arreglar" un primer corte hecho del Estate y a partir de la exitosa experiencia se quedó para siempre. 
Entonces también hacer una cata vertical del Colomé Estate es también un pantallazo a la vida profesional de éste enólogo que anda por la vida siempre con una sonrisa.
Hablar de cada vino en particular es un poco largo y ocioso. Más bien me gustaria comentarles algo de cada una de las tandas.




La primera de las añadas 2005, 2006 y 2008 muestra un vino en la curva descendente de su evolución, con tonos más terracota en color. Con aromas terciarios y más aplacado en boca. De todas maneras muy vivo para sus años. Era evidente la mayor incidencia de la madera en esa época en su producción. Evidentemente seguía la moda de vinos mucho más concentrado de esos años. Tiene algunos porcentajes de Cabernet Sauvignon, Tannat, Petit Verdot y Syrah de acuerdo al año, lo que le da mayor vigor.




La segunda tanda entre las añadas 2009 y 2011 nos da un vino más fluído. No tan concentrado y con un nervio todavía vivo. La evolución no es tan notoria, pero hace lo suyo. La añada 2011 fue aclamada por el público, incluso convirtiéndose en la favorita del grupo de toda la vertical.





A partir de la añada 2012 el vino es 100 % Malbec. Se nota en una varietalidad mucho más marcada. Hasta quizás se sientan un poco más evolucionadas que las anteriores, pero no es raro porque la cepa nacional suele evolucionar más rápido que otras y sin el aporte de las demás, las canas se le notan antes. Esto no es una crítica, estas añadas están buenísimas y las 2012, 2013 y 2014 fueron de las más disfrutadas.




Quedaron para el final las más recientes, de las que especialmente difruté la 2015. Justo la añada de la etiqueta diferente, que solo duró un año para volver al granate habitual en la siguiente. Personalmente creo que los cinco años transcurridos desde su nacimiento, han hecho que éste vino esté en su estado de gracia. Perfecto equilibrio entre la potencia y frescura del vino joven y una bella redondez que la estiba le ha dado. Rico, untuoso, fortachón, bien salteño y a la vez muy elegante. Gran vino que aplaudo y recomiendo. Las añadas más recientes a mi gusto les falta un poquitín de botella para terminar de redondearse, pero es un gusto personal.
Así terminamos con brindis, los finger food habituales en Catas de Garage y la buena onda que siempre viene bien.
Una experiencia similar fue contada el año pasado en éste mismo blog por mi amigo Nico Mercol y también se hizo en Buenos Aires de la Mano de Nicolas Orsini, de quien dejo el link a su nota AQUI.
Saludos y Salud a todos. Espero que sigamos por el buen camino de la cuarentena, quedándonos en casa y encontrando en el encierro nuevos formas de comunicarnos.
Nos vemos pronto.



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