Diario de Viaje. Dia 2. Terrazas-Cheval des Andes.

Es martes 10 de Noviembre de 2015. Son alrededor de las 13 horas. Montados en nuestra combi de la felicidad, salimos del gigante de las burbujas y vamos tranquilos bajo una llovizna persistente hacia otra sucursal del imperio.
El grupo Moët Chandon hace espumantes y por eso es conocido en el mundo, pero también tiene líneas de vinos tranquilos (sin burbujas) también repartidas por todo el planeta. En la Argentina tiene la suya y lleva nombre de techo transitable.

Día 2. Bodega 5. Terrazas de Los Andes

Recibidos de maravillas en la "Casa Terrazas" contigua a la bodega, reservada para eventos y hospitalidad, nos sentamos alrededor de una larga mesa de madera. A raíz de las inclemencias del tiempo no pudimos disfrutar de un divertido pic nic en el cesped que nos tenían preparado. Lástima.
Y arrancamos con los vinos directamente. Después habrá tiempo de visitar la bodega.

El primero es un Torrontés. Terrazas de los Andes Torrontés 2014. Es producido con uvas salteñas y vinificado en las bodegas Piatelli alquiladas a tales efectos. Es del tipo de torrontés delicado, frutado, sin los aspectos más ásperos de la cepa blanca argentina. En boca muy suave, algo frutado y con la acidez bastante contenida. Personalmente los torronteses me gustan más salvajes, pero éste tipo se va a ir repitiendo con el correr del viaje en la totalidad de sus expresiones. Acompañando a unas riquísimas empanadas de humita va bárbaro.

Seguimos con un Malbec. Terrazas Reserva Malbec 2013. (Junto a la sommelier Candela Gambelin vamos degustando y de a poco nos vamos "Pollinizando"). Este malbec presenta aromas a madera y flores, un poco alcohólico pero bastante aromático. Si uno suma ésto a la lágrima pesada que cae en la copa, espera contundencia. Luego en boca se achica frente a la promesa que hizo. Sentimos que explota la madera pero no mucho más y se va bastante rápido. Poco puntos "Cande" para el primer tinto. Nos pareció muy "maquillado".

Seguimos con otro Malbec. Esta vez es un Terrazas de los Andes Single Vineyard Las Compuertas 2011. A ciertos vinos que se mueven pesados y lentos en la copa, dejando tras de sí una estela oscura que todo lo tiñe, me gusta decirle "empetrolados". No es una descripción de sabor, solo visual. Este malbec es de esa manera. En nariz salta al principio un chocolate bastante amargo junto a una mermelada de fruta bien pasada y presencia de madera. Tomamos aire porque se viene algo fuerte y lo degustamos. En boca tiene una gran presencia, llena y arrasa. Algo tánico, recuerda toques "lacteos" y un retrogusto a mermelada se queda acompañando el largo final. Es un vino vestido para matar, listo para impresionar desde la primera impresión.

Terminada la degustación y el almuerzo consistente en lo que algunos llaman "finger food", aplaudimos a la cheff que se acerca a saludarnos.
Y nos metemos a la bodega. Guiados por Antoine, enólogo contratado por "el grupo" y que se encuentra en Argentina luego de un paso por Nueva Zelanda el año pasado, Vamos a la bodega en sí. Llama la atención la cantidad de tanques. Muchísimos más de los esperados. No hay piletas, solo acero inoxidable. Preguntamos y Antoine nos responde (sin entrar en precisiones de número) que mucha de la producción se exporta. Así pues si...
La bodega fue fundada en 1999 y produce mucho.
Después de una vuelta por las antiguas instalaciones recicladas cruzamos un patio bajo la lluvia para adentrarnos en la sala de barricas. Olor a madera. Intenso. Enorme galón interminable de barricas. Algo así como 13.000. Apiladas. Que olor a madera!
Tomamos allí de barrica un Malbec destinado a la linea Single Vineyard del 2015. Se nota que le falta estacionamiento. Es áspero, raspa, deja la boca algo cansada. No tiene mucha nota frutal. Buena experiencia de ver cómo es un vino mientras se va desarrollando.
Terminada la visita con Antoine, y dadas las inclemencias del tiempo, en la puerta de la sala de degustación nos espera un simpático personaje que saluda uno a uno. Sin salir de las instalaciones, cambiamos de proyecto y entonces vamos a la próxima estación:

Dia 2. Bodega 6. Cheval des Andes.

El simpático personaje que nos recibe se llama Lorenzo Pasquini. Es enólogo y mánager técnico del proyecto Cheval des Andes, que es una colaboración entre "el grupo" y Chateau Cheval Blanc (ligado al nombre de Pierre Lurton) de Francia, que tiene como objetivo producir vinos de calidad en la Argentina. El imperio se ramifica como tela de araña y termina haciendo éstos vinos que ni te cuento.
Lorenzo nos cuenta del proyecto, un poco de su experiencia personal y manifiesta repetidas veces su amor por la Argentina. Todo sonriendo a lo loco.
Y probamos vinos.
El primero definitivamente está entre los tres mejores tintos degustados en todo el viaje.
Se trata de Cheval del Andes Blend 2011. Producido con las cepas Malbec, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot es violáceo oscuro  vibrante. En nariz aparece el chocolate, la fruta madura como ciruelas y una nota de fruta blanca adherida como al paso. El Sensei Moreno tira el descriptor "Bananita Dolca" y no puedo dejar de aplaudirlo como siempre. En boca es liviano, frutado, con una puntita carbónica que lo hace aún más ligero. Fresco y deja algo seca la boca. Buenísimo vino. Excelente calidad.

Lorenzo en medio de lo que dice rescato su frase: "Creo mucho en el aporte de la barrica". Transcribo literal por la utilización de la palabra "creo". Para los que dicen que el vino no es también una cuestión ideológica.

Segundo y por último degustamos el Cheval des Andes Blend 2005. El mismo blend que en anterior pero además agregado un toque de merlot. Se siente la evolución de uno al otro. Las frutas maduras junto a los aromas dulzones de la edad lo hacen extraño, porque evidentemente es evolucionado, pero mantiene una frescura intensa en una ciruela fresca y crocante. En boca es tranquilo, suave, elegante. Agradable paso frutado. Buenisimo también.

Volvemos en ésta tarde gris, algo cansados, pero con una idea bastante acabada de lo que un imperio es capaz cuando hace vinos.
Continuará.

Comentarios