La semana de Bodega & Cavas de Weinert.

Con cuatro días de diferencia y en dos ciudades distantes tuve la suerte de tener un panorama bastante abarcativo de lo que Bodega y Cavas de Weinert es hoy en día en el mundo del vino argentino.
Es así que el Martes 24 de Julio en la Casa de los Vinos de Rosario  y el Viernes 27 de Julio en Lo de Joaquin Alberdi en la CABA tuve la suerte de ser parte de sendas presentaciones de la nueva cara de una de las Bodegas más tradicionales y en la que se formó el vino argentino tal y como lo conocemos hoy en día.





En ambos casos una llovizna viscosa cayó sobre nuestras humedecidas humanidades en una semana en la que simulamos vivir en London (baby). 
En Rosario, dirigidos por la solvencia técnica de Bernardo Kaller y la organización de Guido Rossanigo, y en CABA escuchando a Iduna Weinert (hija del dueño de la Bodega) y organizado por SOMA especialmente para los Argentina Wine Bloggers, pasé con satisfacción mi "semana Weinert".




Pero, vamos por partes (diría Jack, hablando de London...).
Don Bernardo Weinert es un empresario brasileño del transporte con fluído contacto con Argentina y especialmente con Mendoza. Allá por la segunda mitad de la década del setenta se le dió por invertir en una antigua bodega y meterse en el mundo del vino. Como no tenía mucha idea de para dónde disparar, excepto que quería producir vinos al estilo de Burdeos, buscó la guía de un enólogo que le enderezara las naves del negocio y no encontró mejor apoyo que al padre de la enología moderna en Argentina, Don Raul de la Mota (con el "Don" muy bien ganado). 
En años dónde la vinificación por varietales era una rareza, el Malbec una uva de segundo o tercer rango que se usaba en los cortes para aportar color y la idea de alta gama en los vinos un cuento de ficción, Don Raul de la Mota y Bodega y Cavas de Weinert se pusieron a la vanguardia de la reconversión de la industria del vino en Argentina. 
La primer etiqueta de Weinert vió la luz en el 1977, haciendo de su Cavas de Weinert el primer vino de alta gama argentino y los "Estrella" producto de añadas singulares y excepcionales, los primeros que hicieron tomar a don Robert Parker en serio a la vitivinicultura argentina allá por mediados de los ochenta.
Y así siguieron inventando una nueva manera de hacer vinos al estilo francés, con personalidad argentina y aplicando nuevas tecnologías a los antiguos toneles que nunca dejaron de usar. 
De alguna manera esa es la personalidad de Weinert, vinos al estilo tradicional con mirada moderna y todo con un muy buen gusto. 
Años más tarde, a principios de los 90, cuando Don Raul no pudo seguir a la cabeza de la enología, la sucesión viró hacia un ignoto jóven suizo nacido en Berna y criado en la más ignota localidad de Niederwichtrach que apareció por Mendoza para hacer una pasantía en la Bodega y se quedó a vivir para siempre. Don Huber Weber quien está a cargo de la parte enológica desde hace más de veinte años es quien guía el timón hoy en día con su particular personalidad. 
En cuanto a los vinos: 
Los "Estrella" son la estrella buscada por todos. Son mitos enológicos que andan rondando el mundo del vino. Añadas muy buenas, guardadas por la propia bodega. Joyas a las que muy pocos tienen acceso.
Los Cavas de Weinert, ya he dicho, son un ejemplo de los primeros vinos de alta gama argentinos.
Por otro lado Weinert también es Carrascal, marca emblema de "la diaria" de nuestros padres, del que llegó a producir grandes cantidades de  litros anuales. Una etiqueta recordada por todos en cada asado, encuentro o allí dónde un vaso de vino se levantara para  hacer un brindis.

Pero hace unos años Weinert desapareció de las góndolas argentinas. 
Dedicados casi exclusivamente a la exportación, la Bodega nunca dejó de producir, pero entuertos económicos con los encargados de distribuir las botellas hicieron que no se supiera más de esos vinos por éstas Pampas. 
Es así que el devenir del tiempo nos encuentre en éste 2018 en que Bodega y Cavas Weinert vuelve a apostar por las góndolas argentinas y relanza sus etiquetas en nuevos diseños y líneas diferenciadas. 
Entre los dos eventos pude degustar casi toda la gama completa, así que vamos de a uno:


Arrancamos por el Carrascal Cabernet Sauvignon 2013. Aunque parezca extraño, es la añada más jóven que pone la bodega en el mercado. El vino lo sentí un poquitín alcohólico al principio, pero al abrirse se domó y empezó a expresar unas frutas rojas muy suaves. Se siente la oxidación y un toquecito de pimiento verde. En boca porta una buena estructura y una acidez presente y firme. Raspa un poco en el medio de la lengua y tiene un rico final amargo. Buen vino rudo y sin demasiadas vueltas que está bien a los $ 280 de sugerido al público.


Para éste 2018, la bodega presenta el Carrascal Corte Clásico Edición Especial 40 años que conmemora dicho aniversario de la salida  al mercado de la marca. Es un vino de corte de Malbec Cabernet Sauvignon y Merlot, pero lo distintivo es que contiene 11 añadas diferentes entre las 2004 y 2017 de la cepa nacional, que estaban siendo añejadas en toneles.
Adelanto que me pareció un vinazo. Un vino que mantiene una frescura frutal a frutas rojas, pero que a su vez tiene un perfil como anisado al principio. Recuerdos de caramelo y especias. Algo de tabaco y todo en ese marco de "oxidación" que le da un perfil de vino clásico. En boca es donde explota. Es carnoso, untuoso, fresco y generoso. Entra bien, sin demasiada astringencia. tiene un largo final bastante amargo y rico. Pide que se lo acompañe con comida. Con algo de carne seguramente. Con guisos también. Y tiene un precio de $ 380 que va muy bien con lo que tiene para dar.

Me quedan pendientes de prueba los demás varietales de la línea, que son Malbec, Tempranillo  y Merlot. Veremos si podemos hacerlo en breve.
Sin solución de continuidad pasamos a la línea Weinert que también cuenta con tres varietales de las cepas antes mencionadas, pero de añadas mucho anteriores. Estos los probé los tres:


El primero fué el Weinert Malbec 2006. Doce años desde que las uvas salieron de la planta.
Es bastante notoria la presencia del llamado aroma a "brett". Mi amigo Kaller e Iduna se explayaron al respecto y su relación con la crianza en toneles y la forma de domarlo. En éste caso esos aromas andan entre lo floral y el cuero. Hay cierto recuerdo de establo. Además expresa algo así como aceitunas negras. En boca tiene una acidez bastante en punta y un final amarguito y fresco con recuerdos de tabaco y té negro. Tiene un sugerido de $ 550.


Al Weinert Cabernet Savignon 2007 le costó abrirse. Se expresaba al principio un poquitín especiado. Aromas a humedad y tabaco. No mucho más que eso. En boca buena estructura, contundente, carnoso, directo. Con acidez en punta y buen final. Vino directo y conciso si hay que definirlo. Tiene el mismo sugerido que su hermano Malbec.


Finalmente dejé para el final el que más me gustó y acompañó en el asiento del acompañante de camino a casa. Weinert Merlot 2007. Aromas con algo de pimientos verdes y frutas rojas. Algo floral, pero con recuerdos húmedos. En boca es acariciador, delicado, dulzón al principio pero con una buena estructura y un delicado final que a uno le deja pensando en las cosas buenas de la vida. Después de tanto andar parece que le estoy encontrando la vuelta a los Merlot. Este particularmente tiene una buenísima evolución que lo hace fino y elegante, pero con una acidez vivaz que refresca y acaricia. Buenísimo vino que vale todos los $ 550 de su sugerido.


Hacemos un saltito más hacia arriba y probamos el Cavas de Weinert Cask Selection 2007. Selección de toneles de las mismas tres cepas que conformas cada uno de los cortes de la casa en porcentaje 40/40/20 aproximadamente. Es un vino clásico. Un señor vino elegante y un poco morrudo. Fuerte y con presencia. Aromas anisados y ferrosos. Recuerdo en algún momento a algo así como un guiso muy concentrado. Después aparece algo de fruta, pero no tanto. En boca es potente pero manteniendo una acidez que da una frescura general a la sensación de tomarlo. Buen vino, con un sugerido de $ 890 que no es para cualquiera.


Además de todo lo anterior, tuve la suerte de probar el Weinert Tonel Unico 111 Malbec 23 años! de siesta en el tonel que le da número. Parece que quedó afuera del corte del Estrella de ese año por "tener demasiado nervio". Vino pesado,  untuoso, fortachón, Evolucionado y con ese toquecito de brett que caracteriza a la bodega. Buenísimo vino oscuro y algo mentolado. Fresco y pesado al mismo tiempo.


Final de fiesta con una añada antigua de un vinazo. Probamos el Cavas de Weinert Gran Vino Reserva 1999. Es una de esas ocasiones en las que identificar descriptores se vuelve inútil. Es raro decirlo desde éste humilde blog que se dedica a describir vinos de esa manera. Es uno de esos vinos evolucionados en los que el total, o general de la percepción le gana a intentar identificar tal o cual fruta. Es un manjar para el paladar que acaricia y se disfruta. Es un verdadero aroma a vino excelente. Tiene un muy buen pasar delicado por la boca. Tiene esa marca que deja un recuerdo imborrable para el que lo degusta.

Y como todo tiene que ver con todo, me permito contarles una cata de Febrero pasado que quedó en el tintero hasta que éstos dos eventos lo empujaron para ver la luz.
El primero fué una vertical del Weinert Merlot que se dió en Rosario Vinos Exclusivos y gracias a la enorme generosidad de Teresita Roveri y Matias Galluccio por la cual pudimos probar las añadas de 1997, 1999 y 2000. Un cañonazo al centro del cerebro!
Especial atención hay que tenerle a los Merlot de ésta bodega. Han logrado una gran expresividad y tiene éstas añadas viejas una buenísima evolución.





Por otro lado comentarles casi en secreto, que cierta vez, de cierto festejo, de cierto natalicio, de cierto sommelier nacido en una localidad con nombre de aroma terciario, tuve la oportunidad de probar un Estrella Malbec 1977. Nada más digo. Sucedió éste año. No hay registro fotográfico, solo la palabra de éste humilde escriba enológico.

Sin más que contarles les saludo muy atentamente desde los humedales litoraleños. Salud!.0





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