Eduardo Vidal en lo de Selva

Navegar la Matrix de los vinos te puede llevar a lugares insospechados a cada paso. Vengo con la idea de la entrada anterior de que en el laberinto vínico, lo que nos puede guiar es la palabra. Especialmente de los hacedores. Saber qué es lo que quisieron hacer cuando embotellaron eso que nos venden nos ayuda a entender eso que compramos. Para eso es necesario hacerse el tiempo para escucharlos cuando uno tiene la posibilidad. Parece que es temporada de gira de enólogos por la ciudad, así que aprovecho para hacerme una escapada a lo de Selva para escuchar un rato a Eduardo Vidal e intentar entender sus vinos. 
Enclavada en el corazón de Pichincha está la casa de Selva. De afuera no dice nada, adentro hay otro punto de encuentro para la degustación de vinos. La conozco del siglo pasado. De rock hablábamos en un ámbito laboral hostil. Hoy la vuelvo a ver después de muchos años y Pixies y los 7 Delfines se encuentran con los años con el vino y su mundo. Hemos evolucionado muy bien. Selva recibe en su casa al creador de Nube Negra para que hable de sus vinos y nos los cuente.  Que buen plan!
Los apellidos Hobbs Pelleriti y Rolland (todos unidos idefectiblemente al de Parker) aparecen en el curriculum del Sr. Vidal. Ya de por sí son toda una definición. Trabajó en California y Francia y recibió algunos premios muy importantes. No es un improvisado y ha hecho el camino ascendente hacia la notoriedad vinícola. 

Eduardo habla poco con su tranquilo tono mendocino. Está bien con su proyecto y lo muestra. Selva lo recuerda llegando en 2008 con una única botella de Nube Negra  y trazan líneas de tiempo hasta hoy. Sin dudas el suyo se ha convertido en un ejemplo claro de cierto de tipo de vinos argentinos. 
Cuenta que ha cambiado la finca desde donde se provee de uvas. Se ha mudado de Tunuyán a Agrelo. Quizás también esa sea una definición.

Empieza todo con la degustación de un blend: El Espía Capitulo Primero. Un vino oscuro y violáceo. Al principio aparece algo alcohólico, después una nota floral intensa acompañada por toques especiados y todo sobre unas frutas rojas muy maduras. En boca pasa bastante liviano, frutado y un poco áspero todavía por la tanicidad. Bien por el vino sin madera de Don Vidal que cuenta que le cuesta bastante hacer un vino sin madera (salvo una pequeña intevención durante la fermentación). Y ahí empiezan las definiciones. Dice que no encontraremos acidez pronunciada en sus vinos, que cosecha la uva a último momento, intentando concentrar lo máximo posible los azúcares. Busca altos niveles de alcohol y concentración. Busca vinos robustos, pesados. Grandes vinos que te queden en el recuerdo. 
Viene bien escucharlo a tan pocos días de haber escuchado a otros enólogos que buscan lo opuesto. Eduardo también hace los vinos que le gusta tomar. También dice que vivir de embotellar el jugo fermentado de la uva es estar en medio de un sueño. Se define por la concentración, la madera (mucha madera) sobre todo francesa y está feliz

Entonces hay varias realidades paralelas. No hay una única verdad. La respuesta estará en el gusto. 
Seguimos con El Espía Capìtulo Final. Varietal de Malbec con un 11 % de Merlot que le da un toquecito salvaje. En nariz salta el pimiento verde (piracina para los amigos) enseguida. Hay frutas muy maduras, unas vainillas de la madera y alguna especia dando vueltas. En boca llena todo. Deja un picor algo alcohólico  y se siente un poco más la acidez (no tanto).  Es largo tiene un final para recordarse. 
Por último le entramos al famoso Nube Negra. Este es 2012 Estuvo 28 meses en barrica de roble frances. Se presenta oscuro y concentrado. En nariz un chocolate mezclado con una ciruela fresca que le da una elegante complejidad. En boca es robusto, se impone a pura potencia. Llena la boca. En la división de vinos horizontales y verticales, éste es un ejemplo de vino horizontal. Claramente definido ideológicamente don Vidal. Es un vino para decantar un rato. Allí se irá aplacando y mostrando su faceta más interesante. De todas formas y teniendo la anuencia del maker, creo que en uno o dos años estará muchísimo mejor. 

Andaba por ahí una botella de Cayado Cabernet Sauvignon 2013 y me la llevé para casa. Ahí hice mi experiencia personal y ya que está describo al hermano menor de la familia. Es un vino no muy concentrado en vista. En nariz expresa algo de frutas, bastante más de madera o vainillas  y sobre un poco de pimienta negra. En boca es algo ácido, tranquilo, muy frutado y bastante ligero, pero que deja un innegable retrogusto a dulce de leche cuando pasa. Muy buena relación de precio y calidad. 
Terminamos la velada charlando con los presentes. Muy buena compañia para buenos vinos. Volveremos a lo de Selva ya que tan bien la pasamos. 



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