En los estertores de éste extraño 2019, vuelvo con una nota sobre un hermoso mediodía pasado por éste humilde escriba de vinos en el Espacio 1562 junto a profesionales y comunicadores de nuestro mundo y recibiendo a Belén Soler Valle, una de las titulares del proyecto Vinos de Potrero que viene creciendo a paso firme año a año.
Vinos de Potrero es una de las tantas expresiones de Gualtallary que nos llegan desde el departamento de Tupungato. Allá en las alturas de la precordillera, a unos 1350 metros sobre el nivel del mar, un poco al Sur de la capital Mendocina. allí donde se cuecen las habas de uno de los posibles futuros del Vino Argentino.
En realidad habría que decir de uno de los tantos futuros que traerá el Vino Argentino en los años venideros, que creo que encontrará en la diversidad la respuesta a la pregunta de "¿hacia donde vamos?"
Asi, seguramente con los años nos encontraremos hablando de las novedades de Gualtallary, Altamira, Alto Valle, Las Compuertas y Cafayate como mundos y realidades diferentes. Con las posibles subdivisiones y reconfiguramientos geográficos posibles. Quizás sea un futuro venturoso y mas complejo que el actual.
Pero no nos juntamos a hacer disquisiciones sobre el futuro de la industria vitivinícola argentina ese mediodía sino para probar las novedades del proyecto Vinos de Potrero.
Estuvo Belén Soler Valle, quien junto a su pareja, Nicolás Burdisso comandan el proyecto. Ella ha desarrollado conocimientos en Italia en carreras de Sommelier, Master en Viticulturas y Marketing del Vino, y vuelta al pais se encuentra mucho mas cerca del desarrollo del proyecto familiar de producción de vinos que ya lleva varios años de vida, desde su nacimiento en 2008.
Manejando el timón de la enología se encuentra nuestro conocido Bernardo Bossi Bonilla, quien vinifica en Los Toneles los vinos que probamos y disfrutamos ese día.
Arrancamos con uno de mis favoritos de la bodega. el Potrero Chardonnay 2018 mantiene su frescura característica, con una acidez cítrica en punta en boca, con una buena persistencia. En aromas, es más bien frutado, con aromas como a pomelo y toquecitos herbáceos. Tiene un pequeño paso por madera, que se expresa en algunos tonos como mantecosos. Me gusta este vino, con su acidez punzante y su fruta bien puesta. No es de los típicos chardonnay a que estamos acostumbrados, pero es una gran vino para disfrutar.
Continuamos con el Potrero Malbec 2017. Un vino sin demasiada expresividad en nariz. Con recuerdos un poco especiados y finos. En boca se expresa directo y frutado, como una fruta roja fresca y dulzona. Buena persisitencia, con un amarguito final que lo complejiza un poco. Es un vino sin grandes complejidades, pero que se deja tomar con sumo gusto.
El siguiente fue l Potrero Reserva Malbec 2017. Un vino un poco más complejo, con una estructura un poco más contundente. Vino que terminará de dar todo lo que tiene para dar en un tiempo, en el que encontrará en su descanso en botella, la suavidad, temple y lo bueno que promete ya en su etapa de juveniles bríos.
El siguiente fue el Potrero Gran Malbec 2016. Con aromas a tabaco y chocolate de entrada. Fruta madura y dulzona que deriva al abrirse en recuerdos mentolados también. en boca tiene una entrada dulzona, una muy buena acidez fresca y un tanino un poco forzudo al principio que va redondeándose con el tiempo. Me gustó después de dejarlo reposar unos minutos. Vino potente y fresco con un perfil dulzón.
Finalizamos la vuelta al mundo de Vinos de Potrero con El Debut 2014, vino ícono de la bodega que es un blend dominado por el Malbec en 70% acompañado por porciones de 15 % de Syrah y Cabernet Franc. Es un vino que en boca es muy, pero muy rico, elegante y expresivo. Explota en recuerdos de chocolate amargo y frutas maduras y frescura como anisada. Muy buena estructura, gran músculo y redondísimo tanino acariciador. Se trata de un vino extraordinario en un gran momento. Estamos en buenas épocas para elegir un gran vino para festejar y El Debut debería estar en el radar de aquellos que busquen un vinazo para recibir el 2020.
Vinos de Potrero es una de las tantas expresiones de Gualtallary que nos llegan desde el departamento de Tupungato. Allá en las alturas de la precordillera, a unos 1350 metros sobre el nivel del mar, un poco al Sur de la capital Mendocina. allí donde se cuecen las habas de uno de los posibles futuros del Vino Argentino.
En realidad habría que decir de uno de los tantos futuros que traerá el Vino Argentino en los años venideros, que creo que encontrará en la diversidad la respuesta a la pregunta de "¿hacia donde vamos?"
Asi, seguramente con los años nos encontraremos hablando de las novedades de Gualtallary, Altamira, Alto Valle, Las Compuertas y Cafayate como mundos y realidades diferentes. Con las posibles subdivisiones y reconfiguramientos geográficos posibles. Quizás sea un futuro venturoso y mas complejo que el actual.
Pero no nos juntamos a hacer disquisiciones sobre el futuro de la industria vitivinícola argentina ese mediodía sino para probar las novedades del proyecto Vinos de Potrero.
Estuvo Belén Soler Valle, quien junto a su pareja, Nicolás Burdisso comandan el proyecto. Ella ha desarrollado conocimientos en Italia en carreras de Sommelier, Master en Viticulturas y Marketing del Vino, y vuelta al pais se encuentra mucho mas cerca del desarrollo del proyecto familiar de producción de vinos que ya lleva varios años de vida, desde su nacimiento en 2008.
Manejando el timón de la enología se encuentra nuestro conocido Bernardo Bossi Bonilla, quien vinifica en Los Toneles los vinos que probamos y disfrutamos ese día.
Arrancamos con uno de mis favoritos de la bodega. el Potrero Chardonnay 2018 mantiene su frescura característica, con una acidez cítrica en punta en boca, con una buena persistencia. En aromas, es más bien frutado, con aromas como a pomelo y toquecitos herbáceos. Tiene un pequeño paso por madera, que se expresa en algunos tonos como mantecosos. Me gusta este vino, con su acidez punzante y su fruta bien puesta. No es de los típicos chardonnay a que estamos acostumbrados, pero es una gran vino para disfrutar.
Continuamos con el Potrero Malbec 2017. Un vino sin demasiada expresividad en nariz. Con recuerdos un poco especiados y finos. En boca se expresa directo y frutado, como una fruta roja fresca y dulzona. Buena persisitencia, con un amarguito final que lo complejiza un poco. Es un vino sin grandes complejidades, pero que se deja tomar con sumo gusto.
El siguiente fue l Potrero Reserva Malbec 2017. Un vino un poco más complejo, con una estructura un poco más contundente. Vino que terminará de dar todo lo que tiene para dar en un tiempo, en el que encontrará en su descanso en botella, la suavidad, temple y lo bueno que promete ya en su etapa de juveniles bríos.
El siguiente fue el Potrero Gran Malbec 2016. Con aromas a tabaco y chocolate de entrada. Fruta madura y dulzona que deriva al abrirse en recuerdos mentolados también. en boca tiene una entrada dulzona, una muy buena acidez fresca y un tanino un poco forzudo al principio que va redondeándose con el tiempo. Me gustó después de dejarlo reposar unos minutos. Vino potente y fresco con un perfil dulzón.
Finalizamos la vuelta al mundo de Vinos de Potrero con El Debut 2014, vino ícono de la bodega que es un blend dominado por el Malbec en 70% acompañado por porciones de 15 % de Syrah y Cabernet Franc. Es un vino que en boca es muy, pero muy rico, elegante y expresivo. Explota en recuerdos de chocolate amargo y frutas maduras y frescura como anisada. Muy buena estructura, gran músculo y redondísimo tanino acariciador. Se trata de un vino extraordinario en un gran momento. Estamos en buenas épocas para elegir un gran vino para festejar y El Debut debería estar en el radar de aquellos que busquen un vinazo para recibir el 2020.
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