Los vinos de Casa Pirque junto a ARS

En vísperas de un fín de semana fresco y soleado, tuve oportunidad de participar en Vintage, la nueva vineria de calle 9 de Julio entre Riccheri y Suipacha, de una degustación especial para socios de la Asociación Rosarina de Sommeliers organizada por el sommelier local (y presidente de la ARS) Cristian Arias y la presencia de Sebastian Pacheco en representación de Casa Pirque, una distribuidora que se las trae. No voy a explayarme demasiado sobre la importadora y distribuidora de vinos, pero les dejo el link a su perfil de Facebook para que se den una idea de lo que se trata aqui.
Casa Pirque tiene un portfolio interesantísimo de vinos argentinos e importados. Fue una muy buena oportunidad de probar algunas etiquetas que no conocía y de paso volver sobre algunos vinos que conocía pero hacía mucho tiempo que no me los cruzaba.


Una de las cartas bravas de Casa Pirque es la línea La Posta. Vinos  de una muy llamativa etiqueta, timoneados por la firme mano enológica de Laura Catena. Cada uno de ellos tiene un apellido estampado en llamativas letras de marquesina de teatro. Son los apellidos de los titulares de las fincas de donde provienen las uvas que hacen el vino y que fueron durante muchos años proveedores de la bodega.
Así, se rescataron y valorizaron ciertas fincas que proveyeron de uvas a los más altos vinos argentinos, ahora en forma de "single vineyard" y con DNI certificado. Vinos jóvenes que arrancaron vendiéndose en el mercado externo y ahora nos llegan a nuestras vinotecas.
Son varios, pero probamos tres:


Arrancamos con el La Posta Pizzella, que es un Malbec proveniente de una finca llamada Coquena en La Consulta, Altamira, departamento de San Carlos.
Lo sentí un toquecito herbáceo al principio, más bien austero. Luego se puso un poco especiado, como a tomillo. Algo de fruta fresca, mas bien frutas negras. En boca tiene una entrada dulzona, es directo y fresco. Una acidez pronunciada y un final amargo y tranquilo.


Después nos fuimos a Tupungato, a orillas del Rio Las Tunas, a la Finca "El Nono Francisco", de la que es propietario Domingo Fazzio y tomamos el La Posta Fazzio. Otro Malbec con una expresión diferente. Este en nariz es fresco, como mentolado y con aromas mas bien florales. Se nota un poco más el trabajo de la madera. En boca tiene un tanino firme y algo "rasposo" buena estructura y músculo filoso. Buena acidez. Para una expresión más firme de la cepa nacional.


Finalmente tomamos el La Posta Glorieta. Un Pinot Noir también proveniente de Tupungato, de la finca de ese nombre propiedad de un señor llamado Isaias Prieto. Es el que más me gustó de los tres. Un lindo color rojo brillante y de baja intensidad. Una nariz fresca, que expresa frutas rojas, algo ahumado y toques vegetales. Muy fresco. En boca fresco, buena acidez y acariciador. Tranquilo, pero con una frescura bastante en punta y un buen tanino medio dulzón, medio iintenso. Me gustó mucho. Los amigos sommeliers afirmaron que es de los Pinots que estamos acostumbrados a tomar en Argentina. Si ellos lo dicen... A mi me gustó mucho y me pareció el que mejor se adaptó al precio sugerido de $ 435 de toda la línea La Posta.


De un salto mortal aterrizamos en Medoc, en Burdeos, Francia. De las etiquetas extrajeras que tiene Casa Pirque, tuvimos la oportunidad de probar el Legende Medoc 2015 de Domaine Barons de Rotschild. Un vino jóven. Corte de Cabernet Sauvignon y Merlot. En nariz es llamativo y muy aromático. Ahumado, con toques de cuero y recuerdos como a canela y vainillas. Después de abrirse se pone un poco más frutado, a frutas negras. Tiene una buena estructura y vibrante acidez. Es algo "carnoso" y rico, esos recuerdos ahumados de la nariz lo hacen muy interesante. Tiene un precio de $ 1.100 aproximadamente para el consumidor argentino y en Europa cuesta unos 14,5 euros según páginas especializadas de internet. Una rareza para nuestros paladares americanos.

Continuamos con dos exponentes del proyecto Luca Wines de Laura Catena que también forman parte del portfolio de Casa Pirque.


El primero fue el Luca Pinot Noir 2014. Un Pinot oscuro y concentrado en color. Con aromas a frutillas frescas, cuero, terroso y algo ahumado. Recuerdos a hongos dijeron algunos y yo no lo sentí. En boca un tanino áspero y algo secante, buena acidez, delicadeza en su fiereza, aunque parezca un contrasentido es así. Es potente y algo rasposo, pero mantiene una elegancia que hay que destacar. No es de los Pinot Noir que más me atraen, pero hay que aplaudir lo prolijo y rico en la elaboración. Su precio es de $ 760.


El segundo fue el mejor Syrah de la Argentina. El Luca Syrah Double Select 2014. Proviene de La Consulta. Vino oscuro y pesado en la copa. Casi negro. En nariz aromas especiados, como a pimienta negra y frutas también negras, como arándanos. Aromas también anisados y frescos. vino gordo, pesado, untuoso y fresco a la vez. Una acidez presente y punzante, pero rico y casi masticable. Muy buen vino del que hay que darse el gusto cada tanto de tomarse una copa y repetir que es el mejor Syrah de la Argentina. Su sugerido es de $ 760.


Finalizamos con el Petit Caro 2015. Un vino que tiene un precio sugerido de $ 850. Un blend de Malbec y Cabernet Sauvignon que se produce con uvas provenientes de La Consulta y El Cepillo en la Provincia de Mendoza Argentina. Es evidentemente un vino de alta gama argentino. Es pesado, oscuro y pesado en la copa. En aromas expresa frutas rojas, té negro, algo de madera quemada y cuero. Es bastante delicado al respecto, no es una explosión de aromas. Más bien hay que estar tranquilo dejarlo expresar sin apurarlo. En boca tiene una acidez desacostumbrada para los vinos argentinos de ésta gama. Es más bien musculoso, pero porta una acidez profunda. Sigue siendo un poco ahumado también al tomarlo y cuando sube un poco la temperatura expresa una riquísima fruta roja que termina siendo una delicia. Un vinazo al estilo europeo, con maquillaje americano y todo con una prestancia y elegancia aplaudible. Muy buen vino de lo más alto que se prueba probar en éstas pampas.

Terminamos agradeciendo ser parte de la Asociación Rosarina de Sommeliers, que da éste tipo de oportunidades para probar, degustar, disfrutar y compartir con profesionales del vino.
Agradezco al Sommelier del Pueblo por facilitarme las fotos sacadas con su celular (que tiene una raya fucsia desde casi el mismo día que lo adquirió), por tener mi teléfono móvil ciertas falencias que a él le parecen risibles.
Salú la barra y seguiremos la próxima.
Chin Chin.

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