Johnnie Walker de punta a punta en Catas de Garage. Caminante no hay camino...

Catas de Garage no tiene techo. Arrancó con todo desde un principio y el viernes 28 de Octubre tuvo un gran suceso.
El gran Sommelier del Pueblo Gustavo Tomassoni se puso una meta. Y cuando algo se le pone en la cabeza, no para hasta lograrlo. Quería hacer una cata de whisky. Pero no cualquier cata. Quería que en una sola noche, y con maridaje, en su garage, degustemos todas las etiquetas de Jhonnie Walker. TODAS! Es así como nació Johnnie Walker, de Punta a Punta, evento único, del que me tocó ser parte y por lo que me siento un privilegiado.

El whisky no es lo mío, lo aclaro desde el principio. No me puedo poner demasiado técnico con las descripciones de cada muestra. Igual desde ese día tengo una idea acabada de qué se trata cada color detrás de cada botella de la marca de whisky más conocida del mundo.
Nacida en la localidad escocesa de Kilmarnock, en la segunda mitad del siglo XIX, fundada por el homónimo John Walker y continuada por sus hijos y nietos, éste emprendimiento familiar hizo llegar la bebida emblema de Escocia a cada rincón del orbe.


Es conocida por sus botellas cuadradas, la imagen de un señor caminando y sus etiquetas chanfleadas de diferentes colores. Arrancamos nomás entonces por el paseo cromático del caminante.
Habla, dirige la cata y cuenta de la historia del whisky el experimentado sommelier Damian Ajubita. Sabe el hombre y le gusta. Gracias por los conocimientos.

Dos palabras de cada uno.
Estuvieron separados en dos tandas de a cuatro. Todos con sus respectivos pasos de comida.
De la primera tanda pudo hablar:


De lo tomable y ligero que resulta el Red Label.
De los aromas ahumados y complejos del Black Label.
De lo más ahumado y menos complejo del Doble Black Label.
De lo exquisito y disfrutable que me resultó el Green Label, con aromas a turba mezclado con frutos secos y frutas, algo así como un damasco intenso. Riquisimo.

La segunda tanda venía recontra recargada:

El Gold Label me pareció un escalón abajo de su hermano verde. Que se yo, muy suave.


El Swing es muy simpático, con su botella que nunca se cae (como esos muñecos inflables para aporrear) y sus aromas intensos y complejos. Aterciopelado.
El Platinum Label fue mi favorito. Excelente, complejo, suave, disfrutable. Arrogante y delicado.

El Blue Label, la estrella de la marca, es una especie de nectar. Pasa como un licor y tiene el poder del whisky. Riquísimo también. Y salado...


Después la muchachada se quedó charlando y disfrutando la noche. Aparecieron otras botellas. Algunos gin. Felicidad!


Conclusiones:
1- Debería tener una botella de Green Label en casa.
2- A partir de éste día puedo decir que tomé todas las etiquetas de Jhonnie Walker.
3- Hay que agradecerle al Gran Sommelier del Pueblo por éstas cosas.
4- Convencerlo de que nunca pare de tener ideas de éste tipo.

Sin lugar a dudas seguiremos caminando los caminos del vino (y del whisky) saludos a todos y Abrazos.

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