Finca Decero en lo de Granado. Fresco y vivo.

Por diossss! Qué clima malévolo se ha desatado sobre Rosario y su zona en éste invierno 2016! Lluvia, frío, humedad, tarifas de gas... Siento que han llegado finalmente las siete plagas bíblicas y me han agarrado en patas en casa sin preparación alguna.
Por suerte me llega un mail salvador invitandome a una cata de emergencia. De un día para el otro se ha armado degustación de Finca Decero en lo de Granado, sucursal Vera del Paraná, allí donde nace un barrio nuevo. Y como con los amigos sommeliers hemos destacado el Malbec de la bodega en nuestra segunda parte de la degustación de la cepa nacional que todavía no ha terminado, me acerco a ver qué otras delicias tiene para ofrecer.
Hoy Jueves 28 de Julio de 2016 (cumpleaños de mi amiga Analia), degustamos a Finca Decero en lo de Granado!

el link antes mencionado es éste:

http://digamesommelier.blogspot.com.ar/2016/05/malbec-primera-zona-segunda-parte.html

De tanto visitar la vinería parece que me he convertido en habitué. Nada mal...
De paso por Rosario está Leandro Bastias quien cumple una importante función comercial en la bodega. Nos cuenta con el acento mendocino al que me voy habituando cada vez más, que el emprendimiento fue iniciado por una familia Suiza desde la nada misma. Desde una idea. Encontrando un sitio sin explotar y plantando cada planta. Iniciada desde cero, el nombre de la finca viene de ese punto de partida, todo potencialidad, desde el que comenzó.
La bodega mendocina es parte de un grupo de emprendimientos vinícolas  (los otros están en California y Australia), en el que el afortunado dueño tuvo la posibilidad de elegir la tierra, las plantas, la orientación del viñedo, la forma de riego, la gente que trabaja, la estructura de la bodega, y todo lo que hace al negocio desde que no existía, de manera de diseñarlo a su imágen y semejanza, o por lo menos a la imágen que se hizo de lo que debería ser una bodega argentina que produce vinos tintos.
Porque la finca se encuentra en Agrelo y parece que allí es donde mejor se dan las cepas tintas. Por lo que ellos producen vinos tintos. Malbec, Syrah, Cabernet Sauvignon, Tannat y Petit Verdot.
Y todos los vinos son los llamados "single Vineyard" o vinos de un solo viñedo o finca, o mejor dicho aún, vinos hechos con uvas que provienen de una única finca.
Hacen vinos elegantes, que escapan a la estructura, más tomables, con una acidez más pronunciada. Hechos sobre todo para el mercado internacional, los vinos de Decero tienden a la elegancia, a la fineza, a lo sutil, a lo vibrante de la acidez, a la frescura, a que el vino se tome solo. Lo logran?
En la búsqueda está el camino y en las botellas se encuentra la verdad.
Así que empezamos la degustación con el antes nombrado Decero Malbec Remolinos Vineyard 2012. Un Malbec que arranca bien violeta y oscuro en la copa. Que es muy, pero muy aromático. De esos vinos que seducen desde la nariz. Y las primeras notas que salen son las flores. Las violetas vuelan hacia nosotros. Después se sientes frutas rojas, como ciruelas o frutillas muy verdes, como recién cortadas de la planta y todo eso con un fondo fresco, a eucaliptus y la madera que está bien, pero bastante presente si uno le presta atención. En boca es menos complejo de lo que se esperaba, con notas frutales y acidez fresca y presente. Taninos dulces y redondos, un pasar amable y un final bastante prolongado. Un muy buen malbec del Alto Agrelo, floral y refinado. Sin demasiada concentración y recomendable.


El segundo fue mi favorito. El Decero 2012 Syrah Remolinos Vineyard ocupó el asiento del acompañante en la vuelta a casa. Oscuro, casi negro en la copa. Arroja primero algunos tostados y aromas de la madera, después frutos negros maduros, algo así como mermelada de higos. Un toque mineral y un fondo especiado muy aromático que aparece al abrirse. Tomillo y orégano. En boca tiene mucha estructura, pero conviviendo con una acidez fresca que lo hace más vivaz. Rico vino, disfrutable y con un final muy largo. Se me van ocurriendo tipos de guisos a los que puede acompañar perfectamente. Carnes de caza también. Dan ganas de comer tomando este muy buen syrah. Aplausos.

El tercero es el Decero 2013 Cabernet Sauvignon Remolinos Vineyard. En la copa es rojo como debe ser un Cabernet. En nariz es muy, pero muy frutado. No hay indicios de los famosos pimientos. Es una especie de ensalada de frutos rojos. Aromas bien dulces a ciruelas, frutillas, frambuesas. Todo bien maduro. La madera está mucho más presente que en los anteriores. El año menos en botella da signos de que le falta un poco amalgamarse todavía. En boca tiene un presencia importante y una acidez muy llamativa que lo hace (otra vez) muy vivaz. Repito ésta palabra nuevamente porque al parecer es marca de la bodega. Vinos vivos, en movimiento, frescos. Deja el cabernet un poco picante la lengua. El año que viene será otro cantar, pienso.

Por último degustamos un vino premiado éste año en los Argentina Wine Awards. El Decero 2012 Petit Verdot Remolinos Vineyard. De una línea más alta de la bodega. Tiene mayor tiempo de estiba en roble y menor producción por hectárea que los demás para mejorar la concentración. Es un vino que a la vista en negro, con algunos ribetes violáceos. Que cae con pesadas lágrimas por la copa. En nariz plantea aromas ácidos, como a membrillos y frutas negras con tonos ahumados de su paso por madera. En boca es un fortachón muy musculoso. Pero rebelde y algo áspero. Fiero y fresco, con acidez muy presente y tanino un poco indómito. Alguno nota como "verde" surje al tomarlo. A la vez tiene una suerte de fineza que redondea la primer imágen agresiva y lo hace disfrutable. Es un vino más complicado que los demás y que hay que probar para degustar cosas diferentes. Muy bueno.

Finca Decero toma un camino que varios han emprendido ultimamente. La de encontrar otro perfil a los vinos de alta gama argentinos. Dejar un poco de lado la concentración y la estructura para darle lugar a otras sensaciones, quizás no tan fuertes, si más delicadas. Veremos en qué termina todo ésto.
Sin más que hacer y después de charlar un rato con los presentes parto con rumbo conocido a mi hogar. Otro día de aprender no esta mal. Salud.


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