Bodega Pizzorno Uruguay.

Las rutas internas de Canelones son estrechas, serpenteantes, casi no existen banquinas. Cruzan algunas barriadas populares y muchas fincas de pequeños productores. Se ven frutales, algunos cultivos y muchas vides. La ondulación del suelo da un carácter muy pintoresco al corto viaje desde Montevideo.

De paso por Uruguay nuevamente, visito una bodega que tenía ganas de conocer desde hace un tiempo. Hoy, sábado 13 de agosto de 2016 finalmente me adentro en Canelón Chico para saber más de una de las bodegas principales de Uruguay. Visitamos Bodega Pizzorno Family Estates, todo un plan!
Nos recibe Federico Pizzorno, bisnieto del fundador de la bodega, allá por 1910. Está a cargo de comercio exterior y turismo. Su padre, Carlos es quien llevó a cabo la reconversión de la bodega y la hizo moderna, su abuelo fue quien empezó a embotellar vino y su bisabuelo fue quien sembró las primeras vides en la fecha antedicha. Toda una historia vitivinícola en una familia.
Si en la entrada anterior sobre vinos uruguayos dije que el carácter familiar de las bodegas orientales es su marca de fábrica, hoy lo reafirmo escuchando a éste jóven orgulloso de llevar el apellido que figura en la etiqueta del vino que vende con  convencimiento de que  toda su familia está detrás del proyecto. Si hasta cuenta que etiqueta botellas cuando hace falta y seguramente será él quien convierta a la bodega en lugar turístico en poco tiempo.
Con 21 hectáreas divididas en tres fincas, Bodega Pizzorno tiene una capacidad de producción de unos 570.000 litros anuales en total, de vinos finos solamente. No tienen gama baja y todo está centrado en la calidad.


Dada la época del año el comienzo de la visita se centra en las operaciones de poda y las diferencias de la misma de acuerdo al sistema de conducción de que se trate. Me viene bien para sacarme algunas dudas con respecto a la lira que no es tan común en Argentina. Cuenta Francisco también que en las calles entre el cultivo han plantado alfalfa que les permite absorver el exceso de agua del suelo en los años muy lluviosos y quela  hacen crecer o no a esos fines. También muy interesante.

De la bodega en sí, trabajan con tanques de acero inoxidable y piletas de hormigón y en la sala de barricas conviven robles americanos y franceses con húngaros y polacos.
Degustamos algunos vinos en la sala de degustación de la bodega, muy bien ambientada.

Empezamos con un espumante de la línea Pizzorno, de Chardonnay y Sauvignon Blanc Brut Nature. Producido mediante el método Champenoise, es bastante frutado, con aromas a ananá y manzana verde, algunos aromas a frutos secos. En boca fresco y refrescante. Agradable espumante que en Uruguay le dicen Espumoso.



Seguimos con el Sauvignon Blanc de la línea Don Prospero del 2015. De un color amarillo muy pálido, casi blanco. Es muy aromático en nariz. Cítricos, pomelo amarillo sobre todo con toques de melón y manzana y una mineralidad que anda dando vueltas. Aparte el toque herbáceo que no debe faltar, esa pizca salvaje que no debe faltarle a ningún savignon blanc. En boca es fresco, con acidez presente, punzante pero agradable, un cierto dulzor que acompaña a los sabores a frutas que trae éste muy buen ejemplar uruguayo de la reina del ácido con una estructura infrecuente también. Bien aplausos para éste rico vino blanco.



Seguimos con una de las rarezas y perlitas de la bodega. La cuestión es que el tannat parece ser muy tánico, lo que genera que cierto tipo de público se sienta un poco amedrentado. En bodegas Pizzorno pensaron en por qué no hacer un tannat al estilo Beaujolais Nouveau. Esto es vinificar con la técnica llamada de "maceración carbónica", que simplificando, genera vinos mucho más frutados, livianos y tomables. Tomamos el Don Prospero Tannat Maceración Carbónica 2015. Un color violáceo, pero suavecito. En nariz muchas frutas. Rojas. Frambuesas, frutillas, sobre todo. Aromas dulces y frescos. En boca pasa tranquilo, suave y fresco. Jugoso, frutal, un vino para tomar tranquilo y acompañado de la charla en la tardecita en esos días de calor en los que uno se junta con los amigos. Esa hora que mi amigo Eduardo llama "la mejor hora".


Continuamos la degustación con un corte que la bodega produce especialmente para un cliente Británico, hecho a su medida. Es el Pizzorno Merlot-Tannat. Un vino más pesado que los anteriores. En nariz es muy merlot, en el sentido de ofrecer frutas rojas, especialmente ciruelas muy maduras, como a mermeladas y acompañadas por un carácter floral, a rosas o algo así, un poco marchitas. En boca sorprende un poco por la acidez inesperada. tiene estructura, se siente el paso por la madera, tiene músculo, pero expresa una acidez punzante al mismo tiempo y todo con una especie de chocolate amargo en el retrogusto. Bien el británico.


Terminamos la degustación con el Pizzorno Tannat Reserva. Un vino untuoso a la vista, violáceo bien intenso. En nariz se sienten los ahumados y vainillas de su paso por madera y frutas negras, algo así como membrillos y arándanos, todo bajo una especie de manto especiado que le da complejidad. En boca es fortachón, tánico, musculos, pero con una acidez moderada para ser tannat y una redondez agradable que no molesta. Un buen y gran vino oriental.

Llevo la charla al costado experimental de las bodegas uruguayas, cada una con su perlita extraña y refiero al Arazá Ice Wine producido por Pizzorno. Federico amablemente abre una botella de ésta rareza y disfrutamos el producto de la inventiva de la familia. Un Ice Wine es una forma particular de vinificar oriunda de Canadá que se basa en la congelación de la uva cuando está madura y la extracción de los jugos resultantes, lo que da un vino muy dulce, casi un nectar. En éste caso es de Sauvignon Blanc y no tiene desperdicio. No duden en entrarle si se cruzan con una de éstas pequeñas botellas de medio litro, ya que son escasas y buenísimas.

Terminamos la visita y agradecemos a Federico Pizzorno por la hospitalidad y el buen momento pasado.
Argentinos, en Uruguay se hacen buenos vinos y hay que concerlos! Animense.
Seguiremos por los caminos del vino, a ver que nos va deparando el destino. Salud!

Comentarios

  1. ¡Excelente descrpción! Dan ganas de subirse al próximo Buquebus y llegar rápido a Pizzorno...Otro motivo más para volver a Uruguay pronto.

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