Bebibilidad al palo! Los Toneles, Mosquita Muerta y Fuego Blanco en lo de Granado.

Garúa sobre la Chicago Argentina en éste invierno que parece no tener piedad. Es Jueves y las energías tiran hacia adentro de los hogares. Haciendo un esfuerzo me adentro en la ciudad porque sé que obtendré satisfacciones.


En la conocida vinería Lo de Granado en el chetísimo nuevo barrio Forum a pasitos del río marrón esperan Pablo Bassin (enólogo) y Marisel Millán (propietaria) para hablar de tres proyectos paralelos, distintos pero hermanados, complementarios e independientes en los que están embarcados.
Hoy jueves 14 de Julio de 2016 hacemos cata 3 x 1 de Bodega Los Toneles, Mosquita Muerta Wines y Fuego Blanco, como para levantar el ánimo y desasnarse sobre lo que pretenden de sus vinos.
Gran concurrencia, cada vez somos mas en las catas!
Los tres proyectos intentan expresar cosas diferentes, a pesar de formar parte de la misma estructura empresarial.
Bodega Toneles es la base. Consistió en la recuperación por parte de la familia Millán de una antiquísima bodega en el centro de la Capital Mendocina y apunta a una producción de vinos de alguna manera "tradicional" o convencional en comparación a las otras bodegas. Ya hable de sus vinos en otra entrada: http://porlascatas.blogspot.com.uy/2016/03/bodega-los-toneles-en-la-toscana.html
Mosquita Muerta Wines es un proyecto en el que se producen vinos de corte o "blends" exclusivamente. Tienen nombres extraños y etiquetas llamativas.
Fuego Blanco es la expresión de viñedos ubicados en el Valle de Pedernal, al sur de la provincia de San Juan y elegimos con los compañeros de Digame Sommelier a su Sauvignon blanc como el mejor en el Encuentro con la Reina del Acido. http://digamesommelier.blogspot.com.uy/2016_01_01_archive.html.

Pero, qué busca ésta gente? Qué es lo que pretende?
En un principio andan, al parecer y como tantos otros, en busca de reformular los paradigmas de lo que debería ser un vino de alta gama. Escapándole a la concentración y la estructura buscan en cada una de las líneas una versión diferente de la misma idea.
Cuentan Pablo y Marisel que el grupo familiar pretende conseguir vinos tomables o bebibles. De la charla surge un neologismo, una palabra que quizás no exista, pero vendría a significar lo que quieren. Mauro Charvey, el propietario de la vinería dice que quizás esa palabra sea el título de ésta entrada de blog. Acepto el desafío.
La palabra en cuestión es bebibilidad. O que los vinos sean amables, tomables, fáciles de entender, amigables y tantos otros sinónimos que se nos puedan ocurrir.
Bebibilidad busca ésta gente entonces.
Pero en tres líneas diferentes que son similares, pero distintas, pero que caminan en paralelo, pero son extrañas.
Y bueno, cosas del capitalismo.


Arrancamos la cata con mi vino favorito. El Fuego Blanco Valle de Pedernal Sauvignon Blanc 2015. Proveniente de esa zona del Sur de la Provincia de San Juan. Es casi transparente en la copa. En nariz es herbáceo, pero a la vez cítrico como a pomelo amarillo, tiene toques de ruda y el famoso  "pis de gato" característico. Luego aparecen notas minerales y una aroma como a "lo blanco" de la cáscara de pomelo. En boca es muy bueno. Llama la atención su estructura para Sauvignon Blanc. Tiene una acidez bastante punzante pero no agresiva. Los aromas cítricos se repiten la tomarlo. Después nos explica Pablo que fue fermentado como vino tinto, es decir con los hollejos, de ahí la estructura y la complejidad. Aplausos para un vino blanco que es un vinazo.


Continuamos con otro blanco. Del proyecto Mosquita Muerta, el Mosquita Muerta Blend de Blancas 2015, que da lugar a otra anécdota. Cuanta Marisel que cuando Pablo terminó el corte lo presentó a la familia previo a su embotellado y recibió la desaprobación unánime de los presentes. El enólogo se empecinó en embotellarlo tal y cómo lo había ideado y presentado a don Tapia de descorchados recibió el premio al mejor blanco de 2015... Es un poema la cara de orgullo con la que Pablo cuenta el final de la anécdota.
Este blend con base en Chardonnay adornado con Viognier, Sauvignon Blanc y Moscatel de Alejandría es amarillo con unos tono verdosos. En aromas es muy frutal. Como un almíbar de ananá o mango. Aromas dulces acompañado con notas florales y un final un poco mineral. En boca llama la atención por su acidez. Yo lo esperaba más untuoso y sorprendió con la frescura y los tonos frutados, sin perder una importante estructura. Muy extraño vino blanco de alta gama con base en chardonnay que se disfruta con ganas.


El tercero es el primer tinto y lleva un número. De Bodega Los Toneles, el Tonel 78 Barrel Selected. Todas las etiquetas de Los Toneles tienen un significado o remiten a un hecho. Esta recuerda al mundial de fútbol realizado en nuestro país. Y de alguna manera al tomarlo trae a la memoria al Matador Kempes entrando por la izquierda del área grande, limpiando defensores holandeses a puro empellón y energía. Más potente que hábil, más emocional que racional, más impulsivo que táctico, más músculo que sutileza. Eso de alguna manera es el corte de Malbec y Bonarda Argentina que encierra la botella. Un vinazo con todas las letras. Bien oscuro en la copa. Notas ahumadas y a café torrado en nariz conviviendo con frutas rojas muy maduras y alguna nota más ácida como membrillos. En boca entra con todo, pero con taninos redondos. Tiene mucha estructura y un pasar disfrutable. Un final larguísimo. Gran vino, bien Argentino o de como hacer un vinazo sin pasarse con la madera.


El siguiente es el tope de gama de la Bodega Los Toneles. El Gran Tonel 137 Malbec. Es pesado, se mueve lento y oscuro dentro de la copa. En nariz expresa notas florales y minerales. Aromas a café y chocolate que vienen de la madera. En boca es más fresco de lo que parecía en nariz. Tiene una entrada dulzona y una gran estructura y una tanicidad un poco presente. Leo la nota de marzo sobre éste mismo vino y veo que opinaba que le faltaba un poco de botella. Qué bueno es estar de acuerdo con uno mismo...


El siguiente tinto es de nuevo del proyecto Mosquita Muerta. El Pispi, blend de Malbec, Petit Verdot, Bonarda y Cabernet Franc, todos de diferentes zonas de Mendoza. Parece que Pispi es alguien que no pasa desapercibido, que siempre llama la atención. Este, como todos sus hermanos de línea lo hace primero por su muy buena etiqueta. Al tomarlo expresa notas florales y toques de madera un poco presentes. En boca tiene un ingreso dulzón y un paso amable con una acidez agradable. Fresco. No le encuentro mucho más.


Para el último vino de la noche volvemos a San Juan. el Fuego Blanco Valle de Pedernal Cabernet Franc Malbec cofermentados. Aparece un poco mineral, notas de ciruelas bien frescas, casi verdes y ahumados de su paso por madera. En boca tiene una entrada muy dulzona y agradable, un paso fresco y que se disfruta con aromas a frutas y un final largo y un toquecito amargo que aporta complejidad. Muy bien el otro representante sanjuanino de la escuadra.

Resumiendo, me llevo una muy buena impresión de los productos del proyecto Fuego Blanco y una muy buena idea de lo que hacen con sus vinos en la Familia Millan. Salgo nueva mente a la inhospita intemperie a seguir por los caminos del vino, que a algun lado irán de llevar.


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