Bodega Secreto Patagónico en Sol del Sur

Es miércoles y está lindo. Hay cata en Sol del Sur, la vinería que hace poco abrió la distribuidora del mismo nombre por calle San Juan y me dan ganas de ir a conocerla y de paso conocer una línea de vinos que desconozco.
Lindo lugar se han armado los amigos para la compra-degustación de vinos. Me gustó y seguramente me tendrán por ahí otra vez.



Los argentinos inflamos el pecho de orgullo por tener la avenida más ancha del mundo, por tener la mejor jugador del mundo, por ser los inventores de la birome y otras tantas cosas. Desde Neuquén viene otro motivo de orgullo y es que Argentina cuenta con la zona vitivinícola más jóven del mundo.
San Patricio del Chañar es una localidad del departamento de Añelo, en la provincia de Neuquén a orillas del río homónimo que recibió sus primeras vides por el año 2003. y que de a poco se va afianzando con la personalidad particular de sus vinos.
La bodega más conocida de la zona es la Bodega del Fin del Mundo, hay otras cinco, la menos grande de todas, pero no menos importante, es la responsable de los vinos que hoy vengo a degustar en éste miércoles de descubrimientos. Se llama Secreto Patagónico y presenta en la vinería de Sol del Sur su línea de vinos llamada Mantra. 



Nos visita en la ciudad de los mosquitos  Sofía Groppo, una de las propietarias de la bodega, que anda por el país defendiendo orgullosa el producto de la empresa familiar. 
La idea de Secreto Patagónico es producir vinos de alta gama que expresen lo más cabalmente la personalidad del lugar de donde provienen. Es decir, que pretende hacer vinos con personalidad y carácterísticas diferenciales de la Patagonia, sin intentar copiar ni parecerse a los vinos de otras zonas. 
Sofia especifica las que para ella son las caracterísitcas diferenciales del terruño de San Patricio del Chañar. Son tres: La Sanidad de la uva, dada por las espaciales condiciones climáticas del lugar que permiten conseguir uvas especialmente libres de toda enfermedad. La Segunda es la acidez natural de los vinos. La tercera, su alta coloración. Las tres se relacionan con  los elementos climáticos que hacen de la Patagonia algo especial. El viento es uno, por él es muy difícil que los hongos o insectos se ensañen con las vides y por él las pieles de las uvas son más fuertes y gruesas, lo que genera luego mayor concentración de color en los vinos. También las temperaturas medias de la Patagonia son menores, lo que da lugar a vinos con menos concentración de azúcares y por lo tanto mayor acidez. 
Secreto Patagónico produce unas 200.000 botellas al año, lo que la hace una bodega de tamaño medio, que busca la calidad en lugar de la cantidad. Tiene 61 hectáreas plantadas de vides en un terreno de 250 en lo más alto de San Patricio del Chañar. La tierra se riega por goteo y todo es trabajo de la familia que le ha puesto el hombro y el alma a éste proyecto desde el 2004 cuando empezaron a producir uvas y desde 2012 cuando establecieron la bodega y empezaron a hacer vinos con nombre propio. 
Mantra es la marca que eligieron para llamar a sus vinos y creo que consiguen eso de expresar lo que pretenden del vino patagónico. Gustos aparte, son vinos con personalidad.



Arrancamos con un espumante, la que tiende a ser una especialidad de la zona según Sofía. Se trata del Mantra Espumante Extra Brut, hecho en partes iguales con uvas chardonnay y pinot noir mediante el método champenoise en la propia bodega. Es muy aromático, a levaduras, toquecitos de pan tostado y frutas tropicales. Banana sobre todo. Le siento un poco terroso que también esta bueno. En boca es frutado, fresco, fácil de tomar y disfrutable. Buena opción de espumante patagónico para el que quiera probar. 



El segundo vino es el primer tinto de la línea llamada Clásica de Mantra. Un Pinot Noir  con un paso mínimo por madera que tenderá cada vez más a desaparecer ya que ésta línea está destinada a vinos que expresen lo más certeramente los vinos del lugar de dónde vienen. Vinos jóvenes, sin madera. 
Este es un pinot oscuro en copa. Tiene un  color rojo rubí intenso, desacostumbrado en los pinot noir. En nariz es muy frutado. Frambuesa en mermelada, bien dulce y toques terrosos. En boca no es tan dulce como parecía en nariz. Tiene una acidez punzante que va directo al paladar. Estructura media y muy fresco. 
Es aquí donde me paro a pensar en eso de vinos que expresen su orígen. Quizás éste no es un pinot tradicional o "de manual" como esperaba. Es un pinot como sale en San Patricio del Chañar. Con color, muy frutado y acidez bien punzante. Es así y está bueno que también existan diferentes expresiones según el orígen. 



El siguiente es el Merlot de la misma línea. Sigue la concentración de color. en nariz siento a "caramelo media hora" con toques mentolados. Fruta negra, un poco pasa. En boca es directo y franco. Frutado y con acidez bastante en punto. Tiene un poco más de estructura que el pinot. Esta bueno. 



Para el tercero pasamos a la línea Reserva de Mantra. En éste caso un Malbec de 2012 con doce meses de barrica y un tiempo en botella. Es en color, violáceo y oscuro pero empieza a tener unos ribetes color teja de la evolución. En nariz siento una ciruela muy madura, casi pasa que al abrirse va dando lugar a una especie de anisado muy perceptible (me acuerdo de un aroma como a "remedio" de mi infancia). Tiene aromas lácticos (como a yogurt). En boca es refinado, llena pero no es muy musculoso. Es rico y mantiene una acidez frutada bastnte interesante. 



El que más me gustó de todos es el Mantra Cabernet Sauvignon Reserva 2011 que vino a continuación. Previo decantado llegó a mi copa y era negro, rojizo, pero con algunas pintas teja de la evolución. En nariz muy aromático. Con aromas a evolución de frutas bien dulces, mermeladas y algo así como un aroma a "tierra húmeda" y hongos muy particular. Rondando todo el mismo anisado del vino anterior y las frutas rojas que aparecian despues. Un vino que iba cambiando de a poco en tanto se iba abriendo en la copa. En boca mucha elegancia, suavidad, delicadeza y presencia. Acidez menguada por los años y una exquisitez para degustarse. Muy bueno, aplausos para Secreto Patagónico por éste Cabernet del Sur, que no será como esos musculosos de Mendoza, pero tiene cosas muy interesantes para compartir con nosotros. 
Contento, me llevé una botella a casa, lástima que al guardarla caí en que era de la cosecha 2013 en vez de la 2011 que degustamos. Quedará guardada un par de años a la espera de las mejoras que el tiempo tenga para darle. 



En una buena medida, terminamos la cata de vinos tintos con un espumante. Buena decisión! Degustamos al hermano mayor del que nos dió la bienvenida. Es un Mantra Rosado de Pinot Noir Extra Brut con doce meses sobre lías. Pan tostado en su apogeo en nariz. en boca muy fino y con bastante estructura, algo cremoso y rico. Bueno. 



Y para terminar la rareza. Estoy interesado en la producción de vinos dulces y las diferentes técnicas que se fueron desarrollando a traves de los años y las latitudes, así que el descubrimiento de la técnica de Cane Cut australiana me gusta. Se trata de "cortar" la rama de la que cuelgan las uvas en el momento ideal de la cosecha y dejarlo pasificar en la planta para después de unos días, si extraer el mosto. De ésta manera se logran niveles altos de azúcar, pero manteniendo la acidez de la uva. Como éste vino que vamos a probar ahora esta hecho con uvas Sauvignon Blanc, la acidez está más presente aún. Se trata del Mantra Cane Cut y es una dulzura. Rico. Nariz muy frutal, con aromas a peras y ananá muy dulces que siguen en boca al tomarlo. Un vino dulce y ácido a la vez que no empalaga y puede acompañar un montón de opciones. Rico y extraño. Buena experiencia de Bodega Secreto Patagónico. 

La pasé bien en éste miércoles 15 de febrero de 2017. Seguramente volveré a Sol del Sur para otras degustaciones y me llevo nuevas ideas sobre el vino patagónico que no tenía. 
Salud a todos y hasta la próxima. 


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