Familia Zuccardi en Refinería junto a la ARS

Anduvieron por Rosario los hermanos Sebastian y Miguel Zuccardi.
Apretados en dos días hicieron una serie de presentaciones en diferentes sitios de la ciudad para públicos variados.


Afortunadamente se hicieron un lugarcito en medio de su cargada agenda para explayarse para algunos de los muchos que formamos parte de la Asociación Rosarina de Sommeliers. Otro acierto de la asociación que estrenó hace poco su personería jurídica con "todas las de la ley", aplausos para la comisión directiva que está haciendo un trabajo muy intenso y con buenos frutos.
Pertenecer tiene sus privilegios y en éste caso es fabuloso escuchar de manera directa especialmente a Sebastian (ya que el vino es lo nuestro), pero también fue muy instructivo el rato de Miguel y sus aceites de oliva, que están posicionados en lo más alto de esa industria. Pero por una cuestión lógica de que éste es un blog de vinos, me voy a detener en el discurso del hermano "wine maker".


Es conocida la posición de don Sebastián Zuccardi en favor de hacer vinos más vivaces, directos, frescos. De acidez natural y con la menor intervención de maderas posible. Cuenta que el Valle de Uco es especial para lograrlo, especialmente ciertos tipos de terroir como Altamira, donde ha encontrado su lugar en el mundo para hacer vinos.
Arranca hablando de lo que llama "vinos de montaña" como característica diferencial de los vinos argentinos. Situación particularísima en el mundo, de terroirs completamente continentales y sin ninguna relación con el océano. La montaña termina difiniendo lo que son los vinos argentinos para su particular visión. De ella vienen el agua. La altura y la especial pureza lumínica que hay en los valles andinos dan una personalidad muy particular. Y los suelos tan personales terminan de ponerle el moño a un tipo de vitivinicultura muy nuestra.


Se juega por el Malbec. Cree que es la cepa que mejor puede expresar ese tipo de "vinos de montaña", pero entiende que se expresará de diferente manera en cada uno de los terroirs de nuestro territorio.
Un pantallazo sobre el estudio que lleva a cabo sobre los suelos de Altamira nos da la impresión de lo desarrollado que está en la cuestión. Se agradece el conocimiento que vuelca en nosotros y que suma mucho a lo que hacemos.


Y además tomamos cuatro vinos que nos dan una idea bastante concreta de lo que pretende expresar en su terroir.
Arrancamos con el Tito Zuccardi 2015. Está compuesto de una enorme mayoría de Malbec de La Consulta y pequeñas porciones de Cabernet Sauvignon y Ancellota que fueron co-fermentados. En nariz se siente al principio su paso por madera como a mermeladas de ciruelas. Después se abre un poco y aparecen aromas entre mentolados y a eucaliptus. Un poquitín de orégano y la famosa mineralidad o salinidad. En boca es bastante directo, refrescante, pero con una estructura fuerte y algo untuosa. Tiene una acidez que me sorprendió porque recordaba haber probado añadas anteriores donde se expresaba menos filoso. Ante mi consulta al respecto Sebastian responde que anda buscándole un perfil menos concentrado al vino que lleva el nombre de su abuelo. Tiene un recuerdo frutal muy particular en boca. Deja esa sensación como rasposa en la boca, lo que algunos llamas "tiza". Su precio de lista es de $ 725.

El segundo vino fue el Concreto 2017, un varietal 100 % Malbec de Paraje Altamira, fermentado en hormigón sin epoxi, con levaduras indígenas y sin intervención posterior de madera de ningún tipo. Mas cruda expresión del Malbec de Altamira imposible. El vino en particular aparece con un muy agradable aroma a frutas rojas bien frescas mezclado con recuerdos a tomillo. En boca es muy directo y fresco. Buena acidez, algo punzante y deja un gusto frutal muy particular que se mezcla con la sequedad antes descripta. Tiene un final algo amargo que hace que uno tenga ganas de acompañarlo con algo de comida. Su precio de lista es de $ 780.

El tercero fue el que le gustó al amigo Kaller. El José Zuccardi 2013 es definitivamente otra cosa. Es varietal de Malbec de Altamira con una pequeña porción de Cabernet Sauvignon de Gualtallary con crianza en piletas de hormigón y foudres. Al olerlo ya aparecen aromas a tabaco y chocolate amargo. Algo láctico también. Se sienten las mermeladas bastante presentes a ciruelas y un perfil un poco especiado muy en el fondo. En boca es goloso, amplio y rico. Mantiene una acidez en punta marca de fábrica del enólogo pero en medio de una sensación mucho más cerca de los vinos untuosos y golosos a los que la alta gama de los vinos argentinos nos tiene acostumbrados. El precio sugerido del vino es  de $ 910.

Cerramos el pequeño paseo por los vinos de Zuccardi con el Aluvional Paraje Altamira 2013. Expresando frutas rojas bastante variadas como ciruelas y frutillas frescas. Un perfil algo especiado y quizás un poco floral. En boca es directo, penetrante, intenso. Con muy rico recuerdo frutal en boca y la mineralidad omnipresente en todas las botellas abiertas. Es muy largo y jugoso. Tiene su untuosidad sedosa también. Combina la directo y salvaje del Concreto con un trabajo de amansamiento en bodega interesante. El precio de lista es de $ 1.650.

Muy interesante e instructiva la charla con Sebastian Zuccardi. Aprendimos un poco más sobre lo que hace éste inquieto hacedor de vinos al pie de la montaña y su apuesta por expresar lo más intensamente posible el terroir sobre el que está parado.
Ya dije que no voy a explayarme sobre la exposición de Miguel por mi completo desconocimiento del mundo de los aceites de oliva, solo decir que fue muy buena.
Terminamos otra actividad de la ARS llevándonos a casa un cacho más de conocimiento y una cabal idea de lo que pretenden los vinos de Familia Zuccardi.
Salú la barra y hasta la prójima.

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