Cata vertical Saint Felicien Cabernet Sauvignon

Cuando finalmente llegó el calor a ésta parte del continente ya se nos va terminando el año. Disfrutamos del último fin de semana largo de todos y sale un plan magnífico de la incesante creatividad del sommelier Damian Ajubita (ayubita). Que que nos parece hacer una cata vertical de Saint Felicien en  su varietal Cabernet Sauvignon y desde el año 2005 al 2013.
La respuesta obvia era que nos parecía fenomenal.
La cita se dió en la residencia veraniega del gran Damian Vettorello, deportista, empresario y amante del vino y la buena vida. Allá vamos entonces.
Hoy es lunes 7 de Diciembre de 2015 y ocho esforzados guerreros del copòn nos damos cita en la Carolina para entrarle a una de las etiquetas más emblemáticas de la emblemática bodega Catena Zapata.
Por orden de aparición, aparte de los nombrados Ajubita y Vettorello, nos dimos a la cita, el que escribe, el Sommelier del Pueblo, Gustavo Tomassoni, el Gran Capitán Bernardo Kaller, y los amigos del vino Jorge Mori Rossi, Emiliano Fredianelli y Mauro Ludueña, que otra vez desplegó su magia culinaria sobre la parrilla. Mollejas, vacío y tira ancha para alimentarnos. Todo esta dado para que no falle la reunión.
Arrancamos con unos espumantes para abrir. Porque los espumantes están buenos y no son solo para comer el postre. Este cambio de hábito con las burbujas debe ser evangelizado entre el pueblo enológico. Las opciones que da un espumante fuera del brindis navideño son interminables y hay que explotarlas.

En concreto nos festejamos con tres botellas buenísimas. Para empezar un Nature de la línea Cuveé Reserva de la bodega Cruzat. Espectacular! Seguimos con el regalo del Gran Capitan que nos trajo un espumante de Malbec Lindaflor de la bodega Monteviejo. Genial. La tercera fue un Extra Brut Casa Boher de la Bodega Rosell Boher. Buenísimo.


Ya entrados en tema comenzamos con la apertura de las botellas verticales. Solo se rompió el corcho de la más antigua. Buen indicio.
En fila vemos  que la etiqueta no tuvo ningún cambio en tantos años. Solo la botella cambió entre los años 2005 y 2006. También un indicio de lo que va a venir. Luego de un pequeño intercambio sobre la dirección de la cata (si de más viejo a más nuevo o al revés) se decidió comenzar por el más antiguo.
Y para no aburrir con tanto detalle describiendo cada uno de ellos, en principio podemos decir que se dividieron los vinos en tres bloques bien diferenciados en donde encontramos tres expresiones diferentes de lo que fue Saint Felicien. Evidentemente fue variando el diseño enológico y el lugar que ocupaba esta etiqueta en el resto del portfolio de la bodega.
Primero el 2005, con una evolución importante en color, un teja bastante pronunciado. En nariz se siente evolucionado, pero no tanto, y mezclado con una aroma muy bueno de mermelada de ciruelas. En boca es muy equilibrado, con notas dulces similares a las que aparecían en nariz y muy agradable. Una muy buena evolución de un muy buen vino. Nos planteamos la duda sobre la varietalidad. Es evidente que los años lo fueron amoldando y el pimiento se fue quedando en el tiempo. Buenísimo el primero.
Después viene el salto al segundo bloque. en donde aparte de la botella, fue cambiando el perfil. A partir del 2006 la madera se va haciendo dueña de la situación. Está mucho más presente y ha ido amoldando los vinos a su parecer. Esta muy presente en el 2006 y más equilibrada en los años 2007 y 2009. Vinos potentes, sin tanta fruta, recios a pesar de la evolución y con una acidez fresca y agradable. La fruta se hizo lugar solamente en la añada 2009 con una nota de arándanos maduros en relación muy buena con el tostado de la madera y un toque de pimienta negra. Hubo coincidencia de que esa fue la mejor del segundo bloque.
Y para el tercer bloque los ceños empezaron a fruncirse. A partir del año 2010 la madera empieza a estar menos presente. La fruta sale nuevamente, pero en forma muy madura, medio empalagosa, con aromas dulzones y poca varietalidad. En boca, golosos, empalagosos, livianos,  que explotan en la boca, pero despues no dejan demasiado. Una especie de fuego artificial. Muy poco debajo de tanto maquillaje. Me hizo acordar a cierta etiqueta con nombre de movimiento artístico del principios del siglo XX. Un poco de decepción nos entró al degustar ésta última etapa.
En conclusión, vimos el recorrido de una etiqueta señera, lo vimos ser un vino muy bueno de guarda, a ser un vino fortachón y amaderado pero de calidad a convertirse en esos años después del 2010 en un vino muy maquillado y dulzón, de esos diseñados para entrar en ciertos públicos ajenos al mundo del vino. Son decisiones empresariales que no se discuten, pero que no podemos dejar de notar.

Y damos premio, beso y medalla a los tres que más gustaron.

Primero por su fortaleza y elegancia a la añada  2009 que ya fue descripta más arriba.
Segundo por una evolución prodigiosa y un estilo que  después cambió, la añada 2005 se lleva el segundo premio.
Tercero porque está buenísima, la añada 2007, con toques de café en aromas en mezcla con una ciruela muy fresca y toques especiados. Porque en boca es muy complejo a pesar de ser un poco alcohólico. y porque está muy bien.

Esos son los tres elegidos de la vertical, de la que nos llevamos una idea muy buena de la evolución del Cabernet Sauvignon de Saint Felicien.


Y después empezó el disfrute, con el asado atronador, los flanes caseros del Sommelier del Pueblo, las masas finas, los gin tonics y tragos a base de ron preparados luego y las cervezas artesanales Nomada traídas por el gran Ludueña. (Muy buena la negra amarga y con notas de café. Genial)



Gran tarde despedida de un año lleno de catas y vinos nuevos. Gracias a los amigos por compartirla conmigo.
Nos vemos eaeapepe!

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