Finca La Anita, vinos de manual








Es miercoles. El Gran Capitan Kaller, El Sommelier del Pueblo Tomassoni y Penélope Glamour (alias Marcela) han viajado a Mendoza a una degustación premium de lo mejor de la producción nacional. Aquí llueve desde hace una semana y no hay razones para pensar que pare. Ante el panorama desolador parto raudo con rumbo hacia la zona Sur de Rosario. Es que en la vinería "Cepas del Sur" se desarrollará una cata de los vinos de la Bodega Finca La Anita. Buen plan para una tarde de perros.
El lugar es muy agradable, tiene una sala de catas al final del local muy bien climatizado, luces acordes un espacio bien pensado para hablar y degustar vinos. La concurrencia es alta. Se ve que el negocio se afianza como centro de atención del vino en la zona.
La cata es dirigida por Matias Gallucio, quien nos guía y mantiene atentos a los vinos con profesionalismo y calidez. Solvencia técnica y evidente experiencia en el rubro. Su aporte es fundamental para entender y saborear mejor éstos vinos que de tan tradicionales son tan raros.
Y empieza hablándonos de dónde se encuentra la bodega. En Agrelo, subzona de Lujan de Cuyo. Un poco más alta. Nos cuenta de Manuel Mas, el titular de la bodega, una especie de dandy decimonónico, amante del arte, quien pretende darle a su bodega un perfil más bien francés, de vinificación tradicional y búsqueda de una identidad propia fuera de las modas. Y aquí es dónde engancha el por qué del título. Siempre me sucede al degustar algún varietal de la bodega que termino diciendo que se trata de un exponente acabado de lo que debería entenderse por el varietal de qué se trate. Así paso con el Sauvignon Blanc o el Merlot. También hemos degustado el Syrah y sucedió lo mismo. Hay en Finca La Anita una pureza conceptual, si se me permite el desvarío lingüistico, que lleva a los vinos muy cerca de la definición "de manual". Todo eso con una calidad incuestionable que los hacen únicos.

Así que dicho todo ésto empezamos.
Y empezamos con un blanco de la línea Cuarto de Milla. Corte de Chardonnay y Semillón año 2011. En copa de un amarillo bastante intenso. Poco aromático, más bien herbáceo. alguna nota de evolución y le encuentro un descriptor extraño que después comentaré. En boca algo dulzón, con cuerpo pero poca acidez y frutos secos en el retrogusto. No dice demasiado. Matías aduce algún problema en el corcho y que siempre hay que darle una segunda oportunidad a los vinos. La concurrencia poco adepta a los blancos asiente a regañadientes. Quizás haya que haberlo tomado antes. Pienso que quizás el vino sea así y no haya más que discutir.

Continuamos con el Merlot 2011 de la línea Luna. Y siempre que se abre un merlot aparece mágicamente la palabra elegancia. Si podríamos definir en algún modo esa palabra para el vino, quizás tenga que ver con una cierta suavidad combinada con solidez. No se por qué nadie define como elegante a un malbec o un cabernet sauvignon. Pero bueno. Este merlot es elegante. Bueno color. En nariz una nota floral muy marcada, como a flores a punto de marchitarse, pero todavia no. Acompañado con un aroma a frutos negros cocidos. Una mermelada espesa. Quizas como uno de esos caramelos redondos de la infancia.  Algo así como caminar en medio de un mercado de flores con un media hora en la boca. Al tomarlo se suman todas esas cosas junto con un retrogusto un tanto láctico. El Luna ha pasado un tiempo en barrica. El merlot es una de las especialidades de la bodega. Allí se pone mucho esfuerzo y se nota ya desde la línea media de la producción.
Continuamos con el Cabernet Sauvignon 2012 de Luna. De un rojo intenso. En nariz un cafe algo tostado junto con frutas rojas maduras y un toque de pimienta. En boca aparece el cuerpo del Señor Cabernet en su esplendor, corriendo de un empujón al elegante anterior e imponiéndose a puro tanino y estructura. Acidez fresca y lengua seca por los taninos piden grasa a los gritos como dice el Sommelier del Pueblo.
Y por fín pasamos a la línea de Finca La Anita!
Primero le entramos al Malbec 2013. Vino jóven violeta como debe ser un malbec. En nariz las violetas de rigor y apenas las ciruelas que manda el manual. El paso por barrica (solo tres meses o 90 días) le aportan un ahumado sutil. Al final algo asi como el anis. En boca comienzo dulzon, una acidez fresca y retrogusto a ciruelas maduras junto con un chocolate amargo. Como dije antes. Si quieren saber qué es un malbec, éste es el ejemplo. No falta nada. Y aparte una maravilla!

Terminamos por hoy con el Cabernet Sauvignon 2012 tambien de Finca La Anita. Fue gracioso el descriptor "atun con palmitos" que tiraron algunos de los presentes. No puedo negarlo enfáticamente... Por mi parte lo senti con pimienta negra, algo herbáceo y un pequeño tostado. Nada de fruta (o muy poca) En boca fortachón, Duro, áspero y con cuerpo, pero a su manera suave y (perdon merlot!) elegante. Es redundante pero lo vuelvo a decir. De manual señores!
Vuelvo al final al descriptor misterioso. Acercada la copa del Blanco de Cuarto de Milla algo raro sentía. Una especie de goma, quizás alguna resina. Pensando en qué era, intentaba recordar su aroma. Al final apareció claramente: Pelotas de tenis dentro de su tubo...
Claro que no me animé a enunciar tal calamidad ante un público conocedor. Apenas declamé lo de la goma. Nadie dijo nada. Será que estoy loco?  Esperé unos segundos y volví a la copa. No habia dudas. De niño jugaba al tenis y el aroma era el mismo. De vuelta a casa googlié la situación. Nada. Apenas perdido en la telaraña de la web una nota de cata de un vino portugues (Fonseca Vintage Porto 1985) encabezada por una frase de Jancis Robinson (prestigiosa crítica de vinos del Reino Unido) que decía: Todo vale: Usted puede desarrollar su propio vocabulario de cata, si un vino le huele a sábanas limpias o a pelotas de tenis, quédese con esa asociación de ideas, le servirá para identificar los vinos.
Jancis me avala. Estoy salvado.
http://berrywines.blogspot.com/2014/01/fonseca-vintage-porto-1985.html?m=1



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