Bodega Leonardo Falcone


El apellido tira y en las vacaciones de invierno, andado por el litoral del río Uruguay me mando sin pensar a concocer mi bodega homónima. Quien no lo haría?
Paysandú es el lugar. Está justo frente a Colón en Entre Ríos del otro lado del río Uruguay. A unos trescientos ochenta kilómetros de Montevideo y al Norte del Río Negro que divide la República Oriental en dos mitades.
Aqui es lejos de Montevideo y de la zona de Canelones dónde se concentra la mayor producción vitivinícola Oriental.
Con condiciones diferentes a Canelones, mayor temperatura y humedad, diferente régimen de lluvias, sin la inifluencia oceánica y con otro tipo de suelo, la vitivinicultura del litoral del Uruguay parece otro mundo al que tambien hay que asomarse, entenderlo y apreciarlo.
Aquí la producción es diferente cada año de acuerdo a la temperatura y las lluvias caídas. Los trabajos sobre el viñedo son completamente diferentes a los de Mendoza. Las preocupaciones son otras. Aqui no se riega y el control sobre los hongos es más intenso. Ciertas variedades, blancas sobre todo, no se expresan correctamente y por lo tanto no se producen.

La bodega en si se encuentra en Paysandú, pero los viñedos estan en las cercanías, en las fincas "La Carolina" y "Km. 10" totalizando unas 40 ha. en total de producción.
Fue fundada a fines del siglo XIX produciendo desde esa fecha y reconvertida y modernizada a partir de los años 90 por don Leonardo Falcone y sus hijas, las enólogas Cecilia y Carolina Falcone. Nos recibió de mil maravillas Cecilia. Nos explicó el funcionamiento y las instalaciones de la bodega. A grandes rasgos delineó lo que pretende la empresa. Vinos que no se corrijen. Que pasan lo mínimo indispensable por madera para conservar la identidad varietal. Una bodega que pone énfasis en lo ecológico dentro de sus posibilidades y que hace de la búsqueda una practica constante. Otra caracterìstica de la Bodega es la cantidad de variedades implantadas, lo que da una gama importante de variables a la hora de producir.
También le robamos unos minutos a Jorge Pehar el enólogo de la bodega quien nos contó un poco más sobre la produccion, nos especificó detalles de su trabajo en la zona  y algunas diferencias con Argentina. Nos deleitó abriendo una botella de un espumante producido con el método llamado Ancestral o Rural en el que se produce una única fermentación en botella. Se trataba de la añada 2015 hecho de los varietales Chardonnay y Tannat. El método en cuestión hace que el vino se asemeje a un espumante de guarda. Con una burbuja pequeña a mediana, con aromas a frutas blancas como pera o banana y con un cuerpo importante. Untuosidad que llena la boca sin perder la acidez fresca y frutada. Por ahora se encuentra en un estadio experimental o de pequeña produccion y les agradezco nuevamente a nuestros anfitriones que nos hayan permitido traer un par de botellas para degustar en casa.



Además del delicioso espumante me gustaría compartir especialmente otras tres botellas que me llamaron la atención:



Chardonnay Roble 2013. Con un paso por madera y crianza sobre lías, En color amarillo dorado intenso y brillante. En nariz las frutas blancas como duraznos o anana, algo especiado y una nota dulce y untuosa. En boca untuoso pero fresco con agradable acidez cítrica acompañando a las frutas blancas antes  mencionadas y un toque picante, como si fuese jenjibre. Promete una gran evolución y un presente más que agradable.




Marselan 2011: Una variedad desconocida por el escriba embotellada en 2011 en tres mil botellas. Deviene del cruce entre las variedades Cabernet Sauvignon y Garnacha. Al abrirlo el corcho aparece un poco tomado y borras tiñen el lateral. La bodega ha guardado éste vino por nosotros. En color es oscuro, negro, pero en el menisco presenta un color rosado que delata evolución. En nariz enciende un ahumado muy aromático. Recuerda sin lugar a dudas a un jamón serrano. (Dije eso, es cierto.) sumada alguna nota herbácea y frutos negros muy maduros. En boca la primera impresión es el juego con la acidez. Y luego los aromas de boca ahumados, algo de grasa, un toque especiado y largo. Es una experiencia a la que no estamos acostumbrados y que  si  hay que buscarle un similar, tiene que ver con la Bonarda . Es un vino distinto que seguramente va a seguir evolucionando en botella por la acidez todavía muy presente y que dejándose decantar un rato potencia todo eso que tiene para dar.




Reserva Familiar Tinto Tannat Roble 2012: La contraetiqueta escrita en Francés ya va diciendo que éste es el vino que la bodega exporta al mercado Canadiense. Es varietal 100% tannat, con un 40% que ha pasado 12 meses en barricas de roble francés. Al servirlo aparece oscuro con tonalidades bordó, intenso con lágrimas lentas y brillo particular. En nariz,  mentol, aceitunas negras, algo especiado en su fresca complejidad. Un toque avainillado por el paso por madera. En boca intenso. Con gran cuerpo, algo astringente por la variedad, con acidez presente, fresca y elegante. Con cuerpo y fresco a la vez. Aromas de boca a aceituna negra completan la sensación del mentol. Con un final un poco amargo, éste oriental fervoroso pide a gritos un asado!


Y así emprendemos la vuelta al pago. Releyendo las notas me llama la atención lo poco que hablo de frutos rojos o negros, tan presentes en catas de vinos argentinos. Y eso no es un comentario despectivo, al contrario. Me quedo con la idea de que Bodegas Falcone produce vinos con personalidad, que expresan a Paysandú (no me gusta la palabra terroir), su suelo, su clima, su gente. No intenta parecerse a los vinos  "del nuevo mundo" porque sabe que no es su búsqueda. No se excede con la madera tratando de esconder la uva. Expone a la fruta en toda su intensidad y encuentra en la diferencia una personalidad distintiva. Quizás, como apreciación personal, busca un tipo de vino a la europea, más acorde con las posibilidades del llugar. Salgo de Paysandú con una visión diferente. He aprendido mucho de mis homónimos sanduceros. Gracias por sus excelentes vinos.

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