Diario de Viaje. Dia 1. Bodegas Lopez

Primer reporte desde la ciudad de Mendoza.


Hoy es Lunes 09 de Noviembre de 2015. Estamos aquì arrancando el raid a las bodegas mendocinas organizado por el Colegio Gato Dumas. Raymundo Ferraris guía y nosotros seguimos en el recorrido hacia los recónditos rincones donde nace eso que después se hace pasión hecha botella y que tanto nos gusta degustar.
Nuestra primer escala es un punto perdido en medio del tiempo. Empezamos por el principio o por el final.  Me gusta pensar a Bodegas Lopez como eso que podría haber sido y no es porque el resto del mundo fué para otro lado. Esa bodega que resulta de alguna manera diferente porque se quedó en el lugar donde estaba plantada desde antes de suceder todo.
Rodeado de mis  nuevos camaradas del Team Rosario (Martin Plaza, Anabella Mecozzi, Candela Gambelin, Claudio Tomassini y  Diana Basilio, todos con la guía del único Sensei posible, don Cesar Moreno y la compañía de Stella Parón, a quienes con los días se sumó el docente de la Sede Pilar, Juan Fernandez Lopez) me adentro  en un viaje extraño, revelador e iluminador y empezamos por Lopez.
López empieza en una puerta. Tiene forma de arco y es de madera. Dice Bodegas López. Detrás de ella se cuece la cuestión.
Cuando se abre  y uno ingresa la primera impresión es fantástica. Se encuentra con una serie de cubas de nueve mil litros alineados y un olor a vino que todo lo penetra. Una sensación de viaje en el tiempo. Adentro es un microclima extraño. Carolina, nuestra guía del día nos  acoje y comenta con absoluta claridad. Antes que nada nos aclara que lo que veremos hoy es único. La puerta que se abrió nos introdujo en la parte más antigua de la bodega. Aquella que fue construída hace ya muchísimos años y que conserva las carácterísticas de antaño.

Nos explica que eso que vemos es solo parte de la tonelería de la bodega. Que adentro hay más. Seguimos por una larga hilera de piletas de cemento y nos topamos con enormes tanques de acero inoxidable y cuatro prensas neumáticas. La nueva tecnología vitivinícola en medio de la tradición, o mejor, conviviendo en un mix un tanto surrealista.
Después vienen los toneles. De diferentes tamaños colores y sabores se alínean en una linea heterogénea formando un pequeño ejército de madera que lucha contra tanto acero inoxidable que anda por ahí. Ellos todo lo pueden. En algún momento aparece Eduardo López y nos saluda cordial. Uno de los titulares de la firma nos agradece la presencia.

Gracias decimos sinceramente.
Seguimos la recorrida entre túneles y pasadizos, pasamos sobre líneas interminables de tanques de acero inoxidable, volvemos a los toneles, nos paramos frente a botellas antiquísimas. Todo en medio de un laberinto interminable de pasillos, piletas, toneles, más piletas y más vino y todo enrevesado y revuelto. Un laberinto vínico que se abre frente a nuestros ojos.
López es una gran fábrica de vino que produce 15 millones de litros de vino por año y que cuenta con la posibilidad de guardar hasta 40 millones.
De idas y vueltas por lugares insospechados de repente aparecemos en una especie de catacumba degustadora. Lugar hermoso y de arquitectura extraña donde nos espera don Omar Penilla que es el enólogo jefe de la bodega. Con un guardapolvo de trabajo y una  humildad que lo hace enorme, el hacedor de todo ese vino  nos cuenta con ritmo pausado y seguro qué es lo que sus vinos son. Dice que su búsqueda no es la concentración. Que sus vinos no tendrán grandes porcentajes alcohólicos. Que no se verán colores estridentes, y que si intenta encontrar elegancia, un estilo tradicional, de buen vino.


La primer degustación del viaje consiste en cinco etiquetas.


Casona Lopez Varietal Malbec 2012. Lopez también hace varietales. Éste presenta poca concentración de color, rojo un poco amarronado y brillos rojos muy presentes. En nariz hay algo así como un caramelo o un almíbar de frutillas muy dulce y en boca es ligero con acidez persistente y ese retrogusto medio almibarado que lo hace agradable.


Rincón Famoso 2011 un blend de Sangiovese, Merlot y Malbec en proporciones variables según el año. Muy baja concentración de color. En nariz se siente la evolución y cuando uno lo toma hay una acidez controlada y un paso bastante fresco a pesar de que se sigue sintiendo eso evolucionado en el retrogusto. Me imagino la idea del eslabón perdido entre los López tradicionales y los nuevos varietales y jóvenes que empieza a producir.


Chateau Vieux 2008. Blend de Cabernet Sauvignon, Pinot Noir y Merlot. Sigue el estilo de colores mas bien claros. Con aromas bien dulces y evolucionados en conjunción con un toque de pimienta negra. En  boca es largo, apetitoso  con una acidez fantástica. Buena López. Gustó.


Seguimos con la novedad del Montchenot Joven 2010. El viejo blend de Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec, emblema de la bodega, ahora en su presentación Jóven, sacado cinco años antes de su tonel. Es algo herbáceo con un toque de flores. Se siente en boca la evolución, pero a la vez un toque fresco y ácido como a frutillas. Si el otro era el eslabón perdido, creo que éste se queda en el medio. No es ni una cosa ni la otra.


Por último degustamos el Lopez Dulce Natural 2015. De las nuevas producciones la que más gustó. Un blanco hecho de uvas Moscatel, Torrontés y Viognier. Al olerlo salta la uva verde y fresca, despues frutas blancas como peras. En boca es fresco, dulce pero no empalagoso y con una acidez bastante presente y agradable. En el aplausómetro primero.

Después de ésto seguimos a unas dos cuadras a la champagnera de la firma. Enorme también. Todo en López es gigantiásico. Grandes tanques de charmat. Enormes cubas de muchísimos litros que contienen los vinos que después contendrán burbujas. Pregunto en algún momento a Raymundo: Alguna vez termina la bodega?

Termina la bodega. Y nos dirigimos al Restaurant. Allí nos atienden de primera. Los anfitriones nos acompañan en las mesas y comemos exquisito.

Mientras acompañamos con algunos vinos más.

Degustamos el espumante Lopez Extra Brut, de los varietales Chardonnay, Semillón y Pinot Noir. Realizado con el método Charmat es fresco, con aromas muy frutales a frutas blancas, poca levadura, ligero y fresco en boca.

Y por último dos excelsos vinos que no viene al caso describirlos porque son un monumento a la vitivinicultura nacional.
El Montchenot clásico y su versión de 15 años.
Grandiosos!

Son las dos de la tarde y dejamos Bodegas López. Nos quedan dos bodegas más durante el día. Que esforzados sommeliers!

Continuará.

Algunas de las fotos fueron tomadas por la camarada Candela Gambelín con quien con el correr de los días fuimos formando un muy "pollinizado" grupo de cata. Ampliaremos.

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