Desafio Federal 2018. Talleres.

Este año no pude participar del Desafío Federal en su versión de degustación. 
Pero por suerte para mí, Francisco Rivero Segura no para de mejorar el evento que anualmente organiza para amantes del vino, y éste año agregó un segundo día de actividades con talleres especializados en temas relacionados con el vino y su mundo del que sí pude ser parte.


Concretamente fue durante la tarde del 01 de Junio de 2018 en el Hotel NH City de la Ciudad de Buenos Aires, donde pudimos participar de un par de talleres específicos. 
Ya escribieron sobre ellos algunos blogueros de Argentina Wine Bloggers, les comparto sus notas:



Dos tipos de taller con dos  tipos de conclusiones a sacar. Pero todo como ayuda para el amante del vino que quiere acercarse y cultivarse en las delicias de éste mundo que nos une.




Arrancamos con los defectos. 
Es un tema importantísimo puesto que muchas veces los defectos pueden pasar de largo al consumidor desapercibido, o falto de educación y pueden llevar a conclusiones equivocadas en relación a la etiqueta que estamos degustando.
Es un problema. Y es un tema que me interesa especialmente, ya que la industria del vino es muy propensa a mostrar botellas con defectos en las góndolas, ya sea por errores en la guarda o excesos de temperatura. Pero también puede haber errores de la propia bodega al producirlo o falencias en los elementos propios de su envasado, como el corcho. Una proporción muchísimo más grande que en otras industrias relacionadas con las bebidas o los alimentos. Es casi "normal" diría y casi todos los que estamos en ésto sabemos que es mucho más común de lo que se cree encontrarse con una botella defectuosa. 
Hay una gama enorme de posibles defectos a detectar y múltiples fuentes de los que pueden provenir.






Concretamente en el Desafio Federal tuvimos la suerte de participar de la charla propuesta por la Sommelier Maria Laura Ortiz que dió su particular visión de los defectos del vino. 
Nos brindó un paseo general y muy educativo por los posibles defectos con los que nos podremos encontrar. Del brett al olor a hongos. Del olor a corcho a la acidez acética. Todo en una breve reseña acompañada por la muestra respectiva en pequeños envases listos para ser olidos. 
Me quedé pensando en el "herbáceo", un "defecto" que suele aparecer en botellas novedosas y  de algunas zonas de moda por exceso de contacto del mosto con raspones a la hora de la fermentación o del vino que viene de uvas poco maduras. 
O también me quedé pensando en  el famoso brett, u olor a establo o "potro" o "bosta de vaca" que a muchos les encanta en una pequeña proporción, pero que en exceso es insoportable. Y sobre todo porque es incontrolable una vez que estalla dentro de la botella. 
O el famoso TCA, que es el olor a corcho y proviene de una bacteria que se aloja en el alcornoque del que se hace el tapón natural y que produce aromas como a cartón mojado. 
Este último defecto dió lugar al pase a Aurelio Sesto, del grupo Altasur, que habló de los tapones DIAM y su forma de producción. Tomamos en el mientras tanto algunos vinos que llevan en su pico éste tipo de corchos que son producidos especialmente para evitar el TCA.



Y como lo que más me gusta a mi es describir vinos que pruebo, les comento los vinos que tomamos:

Arrancamos con el archireproducido en redes sociales Riesling de Bodega Las Perdices 2017. Lamentablemente ha dado lugar a varias discusiones con queridos amigos del vino. Es un rico vino blanco. Con aromas bien frutales, como a pera cocida y ananá. Bien intenso en nariz. Con una entrada dulzona y compradora en boca junto con una acidez bastante punzante. Todo con la prolijidad y ricura que caracteriza a la bodega. El tema es que es un vino que no me termina de cerrar del todo por resultarme un poco "corto" y sin demasiada gracia. Y sobre todo que me resulta un poco inflado en precio. No niego que sea un rico vino. 
Luego tomamos el Altocedro Finca Los Inmigrantes 2015. "Alto maderazo" escribí en mis notas. Un vino con aromas bien intensos a mermeladas y recuerdos lácticos como a chocolate amargo. Después como a té negro y algo de especias. En boca es untuoso, medio tánico todavía, pero con una sedosidad que irá apareciendo con el tiempo. Seguramente con un par de años en botella me encontrarán aplaudiendo de pie al tomarlo.
Después tomamos el Rutini Single Vineyard Altamira Malbec que es otra cosa. Aromas a frutas rojas y un recuerdo muy intenso a orégano. Recuerdos minerales en boca y una acidez fresca y revitalizante. Flaco y punzante, aunque con un evidente paso por barricas. Tomable y fresco. 
Para ver las bondades del tapón DIAM, probamos algunos vinos evolucionados.
Primero el Punto Final Reserva Malbec 2008. Sentimos bastante evolución en nariz. Frutas madura y un recuerdo como a "flores marchitas". Buena boca con un poco de acidez todavía viva y disfrutable. 
Finalmente tomamos un Enlace Montequieto Blend 2010. Mucho pimiento asado. Rojo y asado. Recuerdos de la evolución que viene teniendo en botella. Una boca un poco más caída, como en la curva descendiente de su vida. 

Después de tanto aprender, tuvimos que hacer un pequeño parate para recargar energías con un rico break bien acompañado con delicias de esas llamadas "finger food" que vinieron bárbaras. 

Vueltos a nuestras mesas, nos encontramos con Luis Reginato que es el encargado de viñedos de la Bodega Catena Zapata y tenía ganas de contarnos sobre el desarrollo del Cabernet Franc en Argentina.



Hizo referencia a su historia, aportando el dato desconocido para mi, de su nacimiento en el País Vasco Francés y como llegó a la Argentina. 
Y especial atención a las llamadas "piracinas", uno de los aromas más característicos de algunas cepas tintas y muy pocas blancas, entre ellas, nuestra amiga la Cabernet Franc, protagonista de la historia del Desafío Federal 2018. 
Muy interesante y educativa la idea de que la cantidad de piracinas existentes en un vino depende casi exclusivamente de factores climáticos y de manejo del viñedo. 
Cuanto más cálido sea el año, mayor presencia tendrán las piracinas en el vino. A su vez, la luz es un factor que tiende a apaciguar su presencia. Es decir que a mayor cantidad de luz, menos piracinas tendremos, por lo que ciertos manejos del viñedo aportarán su granito de arena para que no aparezcan. 
Y como Catena Zapata quiso darle un mimo a don Francisco Rivero Segura en su DF N° 9, tuvimos la oportunidad que degustar una vertical de uno de sus vinos favoritos, el Angélica Zapata Cabernet Franc. 
Un vino que se fermenta en barricas de 250 litros a la manera de "microvinificación". Un vino que posee partes de uvas provenientes de Agrelo y otras de la famosa Finca Nicasia en Altamira, ambos propiedad de la empresa y con porcentajes que varían de acuerdo a la añada de su producción. Un vino que seguramente estará entre los tres elegidos de la cepa de cualquier amante del vino que se precie de tal, o casi. 
Fueron 4 añadas que probamos de la más jóven a la más vieja (como debe hacerse una vertical que se precie de seria) y como fuimos hablando de las piracinas antes, estuvieron presentes las diferentes características climáticas de cada añada.





Arrancamos con la 2014
Se sintió el pimiento verde y los tonos ahumados y mentolados. En boca fresco y tiene recuerdos como a caramelo. En una añada de las más cálidas según palabras de don Reginato.
El 2011 se siente un poco más la evolución. El tono mentolado está más presentes. En boca se siente un poco más presente la fruta y el alcohol que no termina de integrarse del todo. 
El 2007 fue el favorito de la concurrencia. Se nota muy presente el paso por barricas. Es robusto, gordo, untuoso y delicado. Se nota la evolución, pero en cómo se ha ido redondeando e integrando los diferentes elementos del vino. 
El 2005 fue mi favorito. Con una muy buena y plácida evolución. Delicado y sedoso. Se va abriendo en aromas como a cáscara de naranja y esos aromas terciarios como a humedad. Muy bueno en boca. A pesar de los años, que se le notan, conserva una muy buena acidez que lo hace vibrante en su plácida madurez. Buen vino, disfrutable. 

Terminada la velada me fuí a comer unas pizzas con dos blogueros a Las Cuartetas. Buen fín de una muy buena jornada de aprendizaje. 
Gracias a Francisco por sostener éste espacio del Desafío Federal que aporta su enorme granito de arena a la buena comunicación del vino.
Por lo que me fuí enterando, la degustación fué todo un éxito, así que doble felicitación entonces. Les comparto los resultados, con la elección de los mejores vinos por segmento de precio:
RESULTADOS DESAFIO FEDERAL 2018 de los cuales no tengo mucho más que repetir una frase que se me escapó de casualidad en la nota que hice sobre el DF 2017: "No jubilen a las barricas". Evidentenmente a ciegas el gusto del consumidor va para ese lado. 
Salú la barra y hasta la próxima. 






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